Urge bajar presión al ambiente político

El ambiente político se enturbia todavía más llenándose de dudas, desconfianza y recelos cuando algunos políticos de izquierda hacen ahora lo que antes criticaban

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elsalvador.com

Por Rodolfo Chang Peña*

2015-08-29 6:11:00

Los ciudadanos sensatos que son los que más claman por una armonía social que nunca llega, por el contrario las ambiciones, la necedad, la actitud de no dar el brazo a torcer, el orgullo y la arrogancia de no pocos políticos están llevando el país al borde del abismo. Para empezar el gobierno debería de poner los pies sobre la tierra y realizar que ganó las elecciones con estrecho margen y con dudas, en parte por la aparente parcialidad del TSE y varios señalamientos graves que nunca fueron aclarados. En consecuencia debe admitir que solamente cuenta con el apoyo aproximado de la mitad de la población, aceptar que existen otras corrientes diferentes que es necesario tomar en consideración para que exista un mínimo de gobernabilidad. Y naturalmente la única salida que tiene para tranquilizar el país es abrirse al dialogo con sus opositores y demás sectores como lo ha propuesto la Sra. Embajadora de los EUA y últimamente el Papa Francisco. Las circunstancias para bien del país obligan a aflojar un poco las ataduras ideológico partidarias, olvidarse un tanto de la irritante e inaguantable partidocracia y pensar más en la totalidad de la población.

El ambiente político se enturbia todavía más llenándose de dudas, desconfianza y recelos cuando algunos políticos de izquierda hacen ahora lo que antes criticaban, convierten los ideales revolucionarios en disputas de alcoba y ambiciones comerciales, hablan de democracia, libertades y derechos ciudadanos pero se identifican con dictadores de pacotilla, se llenan la boca con la inclusión, pluralismo y libertad de expresión pero acuerpan a jefes de Estado que encarcelan opositores y amordazan a los medios, vociferan combatir la corrupción y el narcotráfico pero miran con fascinación y embeleso a jerarcas que ascendieron por sus vínculos con la narcoactividad, finalmente, pontifican sobre la pureza de los comicios pero apoyan a gobernantes que incurren en descarados fraudes electorales.

Una institución empresarial de mediana importancia, no se diga una de mayor envergadura, va a la deriva y a la bancarrota cuando sus unidades organizativas trabajan sin coordinación, es decir con una escasa articulación funcional entre ellas por cuanto la producción de cualquiera de esas unidades es “input” de otra de tal suerte que las fallas se multiplican y terminan paralizando todo del sistema. Es el caso de que Producción confronte con Compras porque no le provee de las materias primas en forma oportuna y suficiente, que Cuentas por Cobrar reclame a Ventas por otorgar créditos no autorizados, que la Gerencia Administrativa “jale el aire” a Recursos Humanos por contratar personal mediocre y que Recursos Humanos amenace con renunciar porque los propietarios contratan personal sin pasar por las entrevistas y pruebas correspondientes.

Algo similar ocurre en la actual administración del país, están a la vista los roces entre las instituciones que conforman la cosa pública, todos se quejan, reclaman y hacen señalamientos, se echan culpas unos a otros, algunos se hacen cargo y la mayoría se hacen los sordos y mientras salen al sol trapos sucios otros se esconden según el nivel de conveniencia.

La gente está hasta el gorro, cansada y aburrida por los pleitos permanentes por ejemplo entre la Asamblea Legislativa y la Sala de lo Constitucional, entre los transportistas y el Viceministerio de Transporte, entre los veteranos de la Fuerza Armada y la Asamblea Legislativa, entre el STISSS y las autoridades institucionales, entre la Fiscalía y algunos jueces y la de nunca acabar.

Los hechos ocurridos en los últimos meses apuntan a que el gobierno parece que ha agotado su capacidad para imponer el orden y lograr algún nivel de paz y armonía social. ¿De qué sirven al país los políticos con veinte mil soluciones para cada problema, muchas ideas, creatividad sin límites, con agendas apretadas de compromisos pero con una capacidad ejecutiva cercana a cero? Al gabinete de gobierno le vendría bien una reingeniería y que un rostro nuevo asuma el liderazgo único en el combate de la delincuencia por hoy el problema nacional más urgente de atender.

*Colaborador de El Diario de Hoy.