Acostumbrado a trabajar bajo presión

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Esta es la terna de los seis nominados al abanderado del Team ESA en los Panamericanos de Canadá.

/ Foto Por EDH

Por Por Marvin Galeas *

2015-07-01 5:00:00

Siempre me he preguntado ¿qué quieren decir ciertas empresas que piden contratar a personas acostumbradas a trabajar bajo presión? La frasecita, desde mi punto de vista se presta, para muchas interpretaciones o más bien, percepciones. Lo primero que se me viene a la mente es que los dueños de la empresa y sus directores son un grupo de viejos amargados que ven a los empleados como naranjas a las que hay que exprimir hasta la última gota, pagando lo que vale justamente una naranja.

Lo segundo es que los dueños de esas compañías y sus directores creen que están en la Inglaterra del Siglo XIX. Época en que los obreros eran vistos como accesorios de las máquinas y no como seres humanos. Esos tiempos datan de cuando Marx escribió el Manifiesto Comunista. Vale decir que El Capital fue escrito por Marx analizando el sistema económico capitalista en Inglaterra, no el sistema capitalista en general.

Lo tercero que pienso cuando leo eso de “acostumbrado a trabajar bajo presión”, es que se trata de una malísima manera con la cual la empresa desea lanzar este mensaje: “Nuestra compañía es seria, aquí somos gente que no pierde tiempo en tonterías. Somos importantes”. En un plano individual se parecen a esas personitas que apenas son directores de un departamentillo de una empresa y ya nunca más tienen tiempo ni siquiera para contestar el teléfono ni devolver llamadas y que, además, siempre dicen andar estresadas y “aquí corriendo”.

Para estos últimos, con no contestar nunca una llamada o no devolverla o decir siempre que están estresados, quieren decir “soy una persona ocupada, estoy en reunión, soy importante”. La verdad es que lo único que demuestran es que son unos maleducados y que, realmente cualquier actividad menor los cansa o fingen cansancio. Son muy malos empleados.

No creo que un ejecutivo medio, de cualquier empresa, tenga más ocupaciones que el presidente de los Estados Unidos, a quien siempre se ve relajado y hasta contesta el teléfono a su círculo de amigos. En el caso de Bill Clinton, un gran presidente, hasta tenía tiempo para otras cosillas, que no vienen al caso, y el país seguía caminando y hasta con una economía estable y fuerte.

En lo personal creo que muchas personas también detestan a esas empresas que cuando quieren vender algo, tarjetas de créditos, préstamos, vehículos o cualquier cosa, envían vendedores que son una miel. Pero una vez cerrado el trato el cliente es tratado de la peor manera, incluso con malos y agresivos modales. Los bancos, salvo raras y nobles excepciones y las telefónicas, se llevan la frambuesa en esta categoría.

Afortunadamente los paradigmas para dirigir empresas, de liderazgo, de trabajo en equipo, trato humano y atención al cliente han cambiado de manera vertiginosa. Las empresas líderes en el mundo son aquellas que tratan bien a sus empleados. Los valoran. Los entusiasman. En esas empresas los empleados dan lo mejor de sí mismos, son más productivos y rinden más no porque los presionen sino porque se sienten motivados y se consideran parte de la compañía.

En segundo lugar los empresarios líderes en el mundo no ven a los clientes como números y menos aún como a alguien al que hay que mentir y desplumar. Los ven como a las personas que son en realidad, los que ponen el plato de comida en sus mesas. Por eso los tratan bien y hasta con amor, desde el primer momento en que ponen el pie en sus establecimientos.

Las empresas saben que hoy los clientes no sólo compran productos sino emociones, sensaciones, buenas vibras. Es la magia de compañías como Blockbuster (lástima que se haya ido del país), de las tiendas de Apple, Starbucks, Almacenes Simán, Restaurantes la Pampa, las estaciones de servicio Texaco de El Salvador y, modestamente, nuestra marca BYSIDE Relaciones Públicas. Nunca he visto a ningún empleado de estos negocios “estresado” o presionado. Siempre los veo felices.

Las compañías que piden gente “acostumbrada a trabajar bajo presión” o están mal asesoradas, o viven en el Siglo XIX. En cuanto a los ejecutivos prepotentes, maleducados y permanentemente “estresados”, les recomiendo reflexionar sobre esto: la vida da vueltas y así como tratan serán tratados.

* Columnista de El Diario de Hoy.