Salvadoreños…dividirnos no suma

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Esta es la terna de los seis nominados al abanderado del Team ESA en los Panamericanos de Canadá.

/ Foto Por EDH

Por Por Carlos Mena Guerra*

2015-07-01 5:00:00

Sirva esto para develar y dar la voz de alerta, dándonos cuenta del horroroso y perverso esfuerzos por sostener una división manipulada del pueblo salvadoreños, con intrigas de enemistad, sin reconciliación de nuestra gente; creo yo, que para detener un potencial avance como país y alcanzar un mayor bienestar general de sus habitantes, la división en cuestión parece una corriente ideológica contra los pueblos latinoamericanos, abarcando diferentes ámbitos de la convivencia nacional, a saber:

1. Somos divididos entre pobres y ricos, es muy cierto que existen sectores de mayor y de menores ingresos, pero no significa que sean irreconciliables en corto plazo, cerrando la brecha para vivir en armonía, es importante reconocer y corregirlo pronto.

2. Somos divididos entre trabadores y empresarios. ¿Acaso no es juntos cómo se produce la riqueza? ¿Acaso no es mejor fomentar un acercamiento de los intereses entre ambos? Al final uno depende del otro.

3. Somos divididos entre militares y civiles. ¿Acaso los militares no proceden también de madres y padres salvadoreños; jóvenes que juraron defender el país “aún a costa de sus propias vidas?” ¿Por qué la testarudez en juzgarlos y condenarlos para destruirlos, cuando su única responsabilidad fue circunstancial en una atroz guerra, fomentada por ideologías extrañas y por jóvenes revolucionarios inmaduros? En 1992 hubo acuerdos de paz para la reconciliación entre hermanos. Ese odio y venganza divide más a las familias salvadoreñas, cuando lo necesario es unirlas para convivir en paz.

4. Somos divididos, como cristianos, entre evangélicos y católicos. ¿Acaso Jesucristo y Dios no son uno mismo, ese Jesús que murió y resucitó para todos?

5. Somos divididos entre “el pueblo” y el poder político. ¿Acaso la soberanía no radica en el pueblo? ¿Cuál es la razón especial para que los políticos se consideren una élite independiente, habiendo sido elegidos para servir a sus electores y, que proceden también de madre y/o padre salvadoreños?

6. En definitiva somos divididos entre buenos y malos, pero pregunto: ¿Acaso habrá un solo salvadoreño, incluyendo al presidente y su gabinete, que no haya cometido un tan solo error, jamás, incluso durante la guerra?, por ejemplo el “error” de Roque Dalton; en definitiva no hay uno solo inocente. ¿Entonces quién califica a los buenos y a los malos? ¿Quién se atribuye estar libre de faltas para juzgar y condenar a los demás? Sólo las leyes establecidas pueden hacerlo.

Preguntémonos mejor: ¿Quién resulta beneficiado con estos permanentes y esmerados esfuerzos por dividir a la sociedad salvadoreña?. Puedo asegurarles que los únicos beneficiados de semejante caos son aquellos que promulgan tales divisiones.

Lo que realmente hace falta en nuestra nación es un líder con visión de país, que acabe con este círculo vicioso de odios, divisiones y vendettas improductivas, un líder salvadoreño, aún imperfecto, que ponga su corazón en llevar a este país y a sus habitantes a reconciliarse en todas las áreas de sus vidas, que establezca objetivos comunes y, que todos los demás estemos dispuestos al esfuerzo y sacrificio que nos corresponda, todo para vivir reconciliados y en la obtención de lo que todos deseamos, “el sueño salvadoreño” de prosperidad, seguridad y bienestar.

¿Dónde está ese líder? Quizá es usted, quien lee este artículo, únase a otros para encontrarlo y a decir: “No más división en nuestro país, unámonos sinceramente”. ¡Basta ya de falsos eslóganes!

*Economista y militar retirado.