Historias como la siguiente, prevendrían muchos crímenes

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A partir de diciembre de 2018, nuestro país deberá de adoptar el sistema digital para la transmisión televisiva. Foto EDH

Por Evangelina del Pilar de Sol

2015-06-27 7:00:00

Malhechores, delincuentes, criminales, pandillas, abortistas, eluden a Dios. Pero siendo que por esa peligrosa agresiva vida mueren miles de ellos –especialmente cuando jóvenes– desconociendo lo que les espera al morir, sería bueno que lo supieran. 

Gloria Polo, odontóloga colombiana, fue fulminada por un rayo en 1995. Sus riñones, hígado, pulmones, piernas, brazos, senos, se carbonizaron, quedando en coma profundo durante días.

 ”Yo viví la experiencia del túnel” asegura, describiendo lo que debemos esperar tras la muerte. 

Descarga de 1,000 millones de voltios, 300 millones de amperios, más temperatura superior a 27,000°/C. del rayo, calcinaron su cuerpo casi totalmente. Su sobrino, que la acompañaba, murió. Ella testifica cómo estuvo al otro lado de la vida y cuenta su experiencia. 

La doctora Polo vino aquí en mayo/27/2015, invitada por Monseñor Fabio Colindres, para presentar este impactante hallazgo.

“El rayo me carbonizó. Quedé en paro cardiaco, sin vida, pero mientras mi carne estaba allí carbonizada, yo me encontraba dentro de un hermosísimo túnel de gozo, de una paz y felicidad indescriptibles por su grandeza. Vi en el fondo de ese túnel una luz hermosísima”. 

Mientras era testigo de ese mundo trascendental, su cuerpo se consumía por la necrosis, sobre la cama del hospital: “Gracias a Dios, yo estaba en coma, porque siendo atea, defensora del aborto y eutanasia, si hubiese sido consciente del estado de mi cuerpo al que tanto dinero y culto a su belleza le había dedicado, hubiese pedido que me dejasen morir ‘dignamente'”. 

Los médicos la desahuciaron. No obstante, ella estaba viva en el más allá: 

“Llegué a un lugar glorioso, de éxtasis, donde todo el mundo estaba revestido de luz. Y vi a mi madre. Yo siempre pensé que era una fracasada, sin profesión, que solo servía para criar hijos y trabajar. Pero allí estaba, ¡y estaba tan guapa, tan feliz!”. 

Pero Gloria no debía quedarse allí y comenzó a descender: 

“La luz fue desapareciendo y penetré a túneles de tinieblas. Había hedor y horror. Veo un abismo al fondo inenarrable, porque lo más espantoso de ese hueco era que no se sentía ni un poco del amor de Dios que arriba lo llenaba todo. Ni gota de esperanza. Sabía que si entraba ahí, mi alma estaba muerta. Y cuando entré, yo grito: ‘¡Dios dame otra oportunidad!’ Y me detienen de los pies. Mi cuerpo entró en ese hueco, pero mis pies eran sostenidos de arriba. Ahí abajo había multitudes de personas, sobre todo jóvenes, y oigo alaridos espantosos, lamentos estremecedores. Aunque lo más aterrador del lugar era la ausencia de Dios. Entonces recordé mi ateísmo. Vi reflejado en ‘El libro de la Vida’, el aborto de mi hijo, apenas contando yo, 16 años. Además de mi aborto, había dado plata a una jovencita para que abortara y patrociné muchos otros abortos. Y vi cómo le duele al Señor la sangre derramada de un bebé. Vi también, cómo el vientre de una madre al ser fecundado, se ilumina con el brillo del alma que se forma. Cuando se aborta, esa alma grita de dolor al ser asesinada, aunque no tenga ojos ni carne”. 

“Al clamar yo, ‘¡Señor, dame una segunda oportunidad!’, fue el momento más bello cuando Él baja sacándome del abismo. 

Fui desahuciada en este mundo y regresé. Por eso dedico mi renacer a Dios, a presentar mi evidencia del más allá”. 

 (Testimonios de Gloria Polo en “YouTube”).

 

* Columnista de El Diario de Hoy.