Semblanza de dos gobiernos

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Foto Por edhdep

Por Rodolfo Chang Peña

2015-06-23 5:00:00

Aún cuando apenas han pasado trece meses del segundo gobierno de izquierda es posible establecer algunas comparaciones con el primero. Naturalmente los gobiernos por lo general, al menos en el medio criollo, son reflejo de la personalidad del mandatario de turno, del programa ofrecido en campaña y de las directrices del partido en el poder.

El gobernante anterior se caracterizaba por controlar poco sus emociones y los exabruptos estaban a la orden del día, no admitía sugerencias y el dicenso lo interpretaba sistemáticamente con un ataque personal o una acción malintencionada de la derecha. Impuntual en sus compromisos no desaprovechaba oportunidad para confrontar con exceso de argumentos que le hacía más daño que beneficio, era su conducta habitual la de los “carritos chocones” y evidentemente no tuvo la sabiduría de saber callar. Daba la impresión que estaba obsesionado por atacar a la empresa privada, la derecha y algunas personas. “Acelhuatizado” en sus inicios pronto pasó a la opulencia y ostentación, disfrutaba del despliegue y el cortejo y su vida privada, lejos de mantenerse en la intimidad era la comidilla del día.

Al menos hasta donde ha llegado la actual administración, el jefe del Ejecutivo ha mostrado ser un hombre de hogar, miembro de una familia unida, con personalidad estable, mesurado y raramente pierde los estribos. Cuando hace uso de la palabra no es exhibicionista ni abusa de los ademanes y movimientos corporales. A pesar de que evidencia firmeza y convicción en su forma de pensar no es confrontativo y se inclina por una actitud conciliadora, constructiva y participativa. En sus primeros trece meses de gestión evidencia indicios que será un mejor presidente que su antecesor.

Sin embargo existen similitudes, por ejemplo en ambas administraciones se observan pocos progresos para enfrentar el problema de la delincuencia e inseguridad. En el primero es un hecho y el segundo se perfila por seguir la misma línea de ser gobiernos “gastones”, en siete años de gestión la izquierda ha percibido más de 21,000 millones de dólares, más que cualquier otro gobierno; no obstante la economía se encuentra estancada, no hay crecimiento ni inversiones sustantivas, el endeudamiento sigue imparable y la gente emigra ante la escasez de oportunidades y el acoso de la delincuencia.

En salud se ven algunos chispazos de tarde en tarde pero la reforma y modernización de la que se viene hablando desde hace varias décadas tarda en llegar. Por más buenas intenciones y esfuerzos de los titulares mientras no dispongan de los recursos suficientes se continuará a paso lento aun cuando constituya una prioridad.

En los dos gobiernos ha sido mayúscula la “cargada” de recomendados, compadres, amigos, “amigas”, compañeros y allegados a tal grado que han hipertrofiado el aparato estatal. No extraña que donde antes el trabajo se sacaba con tres secretarias, dos ordenanzas y tres motoristas, ahora hay diez secretarias, seis ordenanzas, cuatro asesores y doce motoristas. Pero al menos el presidente es sincero y no pontifica una meritocracia hueca y “descafeinada” como lo hacía su antecesor. Se ha señalado la continuidad de la tendencia a ocultar información, el método de “matar al mensajero y evadir el mensaje”, promover el crecimiento de un grupo político más económico que ideológico, protestar las decisiones de la Sala de lo Constitucional, usar en forma excesiva el criterio partidario en la selección de funcionarios y la falta de calificación de algunos miembros del gabinete.

*Colaborador de El Diario de Hoy.