Mis (no) deseos a ti, El Salvador

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Por José Quirós

2015-06-26 5:00:00

Querido El Salvador. Voy a lo que voy. Tengo algunos “no deseos” y no quiero entretenerte con una larga introducción. Sé que estás ocupado y prometo no quitarte más de 5 minutos de tu tiempo. Esta es la segunda vez que te escribo y espero no comenzar a aburrirte. Pero es que tengo tanto que escribirte y tan poco papel.

En fin…

No te pido que todos los días haya solo buenas noticias. Pero te pido que de vez en cuando sonría al ver la portada del periódico. Que necesitamos motivos para ilusionarnos. Para reír. Para volver a bailar. Imagínate, es lunes y yo ya pensando en bailar.

No te pido que nos convirtamos en el país más turístico del mundo. Pero te pido que los que vengan se enamoren. Haz que despedirse de ti les sea imposible. Haz que necesiten quedarse. O al menos, haz lo que haga falta para quedarte con ellos para siempre. Que su corazón nunca pueda despegarse de ti.

Te pido que te pongas otra vez tu mejor traje. Que te luzcas y que te asegures de que el único miedo de los turistas sea que la memoria de la cámara les sea insuficiente.

Tampoco te pido que seamos el país más seguro del mundo. Solo te pido que los semáforos en rojo por la noche no me hagan sudar helado. O que caminar por las calles sea un paseo; no una aventura peligrosa hacia lo desconocido.

No te pido que seamos felices cada segundo. Cada minuto. Aunque sí te pido que nos devuelvas esa sonrisa honesta. Sí, esa que nos regalaste y que con el tiempo hemos ido derramando. Porque sonreír en un país que sufre tanto, es solo para locos optimistas. Entonces, devuélvenos la alegría; la ilusión . Te prometo que esta vez no la perderemos.

Ni siquiera te pido que hagas volcanes más impresionantes, bosques más frondosos o playas aún más paradisíacas. Te pido que me ayudes a saber cómo darte las gracias que me los has puesto todo tan cerca.

No te me hagas el difícil. Que sé cuánto te encanta regalar. Sino, voltea hacia atrás y mira las playas que nos has dejado. Pero, no las mires por mucho tiempo que te pueden hipnotizar. Que son capaces incluso de detener el tiempo. Así que míralas un momento y respira hondo. Date unas palmaditas en la espalda y felicítate que qué bien lo has hecho.

Esto es lo que (no) te pido. Y (no) te lo pido a ti porque eres el único capaz de susurrar al oído de 7 millones de salvadoreños y decirnos que todo va a estar bien. Y que cambiar las cosas está en nuestras manos. Unamos fuerzas porque esto depende de ti, de mi y de todos los salvadoreños.

*Colaborador de El Diario de Hoy.