El Dínamo de Kiev

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elsalvador.com

Por Max Mojica

2015-06-11 5:00:00

Desde siempre, el fútbol ha sido muy popular en Europa y Ucrania en la década de 1940, no era la excepción. El mejor equipo de Ucrania en esa época era el Dínamo de Kiev. La temporada de 1941 nunca se completó, ya que Alemania invadió Ucrania en junio de ese año. 

Varios de los jugadores del Dínamo de Kiev fueron reclutados y partieron al frente. Cuando los alemanes se acercaron a Kiev, los demás jugadores que quedaron en la ciudad colaboraron con la defensa civil de ésta. La Wehrmacht, debido a su superioridad militar, consiguió la rápida caída de Kiev, una de las mayores ciudades de la Unión Soviética. Varios de los jugadores del Dínamo de Kiev que sobrevivieron al ataque, acostumbraban a reunirse en la panadería estatal número 3 de Kiev, donde buscaban algún trabajo en la ocupada ciudad.

En una de esas reuniones, en la primavera de 1942, se les ocurrió la idea de formar un equipo de fútbol de la panadería, por lo que hicieron lo posible por buscar a su antiguos compañeros de equipo. En pocas semanas volvió a tomar forma el equipo hasta que el 7 de julio de 1942, un nuevamente formado y renovado “Dínamo de Kiev”, jugó su primer partido en la liga local. Durante 1942, el equipo jugó varios partidos con equipos de guarniciones militares y logró ganar todos los partidos, esto a pesar de estar mal alimentados y pésimamente equipados.

El equipo Flakelf de la Luftwaffe solicitó –o mejor dicho, ordenó–, jugar contra el Dínamo de Kiev, como un acto propagandístico que mostrara la superioridad racial, física y deportiva del ejército de ocupación. El encuentro fue fijado para el 9 de agosto de 1942, en el estadio Zenit. Un oficial de las Waffen-SS fue nombrado árbitro. Los integrantes del Dínamo eran conscientes de que el arbitraje estaba parcializado en contra de ellos, con el agravante que muchas fuentes anónimas advirtieron a los jugadores respecto a un posible castigo si no perdían contra los alemanes. A pesar de eso, el equipo decidió jugar como siempre, y como muestra de determinación, se negaron a dar el saludo nazi a sus oponentes antes del partido.

Como preveían los jugadores, el árbitro hizo caso omiso a las faltas del equipo Flakelf, el cual usaba todas las tácticas y técnicas de un equipo sucio: dirigiéndose al cuerpo en vez de la pelota, tirando de la camiseta, haciendo zancadillas por detrás del jugador. El equipo alemán avanzaba rápidamente hacia la portería del Dínamo, todo ello gracias a una mejor alimentación y entreno continuo de los soldados nazis, y tal como se preveía el equipo alemán anotó el primer gol del partido. El estadio está repleto, las tribunas se encogen silenciosas cuando el ejército vencedor mete el primer gol de la tarde; se encienden cuando el Dinamo empata; estallan cuando el primer tiempo termina con los alemanes perdiendo 2 a 1

El comandante de las fuerzas de ocupación envía a su asistente a los vestuarios, los jugadores del Dinamo escuchan la advertencia: “Nuestro equipo nunca fue vencido en territorios ocupados”. Y la amenaza: “¡Si ganan, los fusilamos!”

Los jugadores vuelven al campo. A los pocos minutos, ¡¡¡¡tercer gol del Dínamo!!!! El público sigue el juego de pie y en un solo y largo grito: ¡Cuarto gol! el estadio se viene abajo. El árbitro de las SS hizo sonar el silbato de final antes de cumplirse los noventa minutos de juego. El Dínamo de Kiev, un equipo conformado por hombres vestidos de harapos y muertos de hambre, derrotan a los nazis 5 a 3.

Una semana después, los jugadores del Dínamo de Kiev fueron arrestados y torturados por la Gestapo. Algunos de los jugadores arrestados murieron bajo tortura, el resto fue enviado a campos de concentración, pocos fueron los que sobrevivieron y que, a su vez, se encargaron de la popularización de esta historia en la cultura popular ucraniana.

Esta historia nos demuestra que ser valientes y dar la cara por la Patria cuando un gobierno de corte totalitario está en el poder, no es un juego de niños y carece de las versiones románticas de los héroes de las películas, ya que los riesgos de hacerlo son muy reales: nos puede costar la vida, la libertad, el exilio, la familia o el patrimonio.

En El Salvador tenemos nuestro propio “Dínamo de Kiev”, conformado por personajes honorables, muchos de ellos empresarios, otros profesionales y otros más convencidos de que la mejor forma de vivir es bajo las libertades individuales que nos garantizan la República, el imperio del Derecho, así como la vida en democracia.

Este es un artículo para honrar el compromiso con la Patria, las preocupaciones, sufrimientos y sacrificios de esas personas, estoy seguro que algunos de nosotros, en las siguientes generaciones nos encargaremos de transmitir su legado. 

*Abogado, Master en Leyes.