Mi sueño de la incompetencia y el chucho

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El equipo de El Salvador, en la primera jornada de la Copa Panamericana. Foto EDH

Por Carlos Alfaro Rivas

2015-06-25 5:00:00

El día de la paz, el del amor, del soldado, de la hamburguesa, de la leche, del medio ambiente, de la pupusa, del periodista, de la madre sin asueto, del padre, aunque “infielmente responsable”, con asueto. ¿Y qué día falta, pues? 

Anoche soñé que un diputado de ARENA me había nominado como uno de sus asesores, y que para devengar las cuatro mil tuzas mensuales que Juan Pueblo me pagaría durante los próximos 36 meses, le propuse que abogara, ante la Asamblea, un decreto para que el 1 de junio fuese declarado día de la singular incompetencia, y el 3 de octubre, fecha de nacimiento del patrón de los animales, San Francisco de Asís, como el día del chucho.

 Singular incompetencia, célebre frase de nuestro ex, Paco Flores, al calificar el tercer año de gestión del 1er gobierno del FMLN (2009-2014).

Sin duda la chispa del sueño, arriba descrito, fue que esa noche se me revolvió la bilis, al escuchar la casaca del estado de la Nación, que con total descaro y sonrisa, leyó el presidente más impopular de nuestra historia.

 ¡Ojalá no la hayan escuchado los marcianos, porque invaden este país de las maravillas!

Más revolución de bilis por la noticia de los 13 empleados, de cada uno de los 84 diputados, y los $ 13.6 millones anuales que nos cuesta mantener a semejante ejército legislativo.

Volviendo a mi sueño, presencié la inauguración del redondel singularmente incompetente, cuya estatua central era un panzón de acero, bien dormido, en su escritorio. 

Eran mares de gente del movimiento Basta ya, depositando una ofrenda de flores, pero marchitas, a los pies del señor zángano.

 Después de la ofrenda, Basta ya se concentra kilómetros a la redonda de donde antes hubo un palo de hule. Muchos más salvadoreños de los que le rindieron tributo al beato, cuyo nombre adorna una autopista de peludo antecedente, y el de nuestro aeropuerto incipiente, por falta de decisiones competentes.

La primavera cuscatleca, con más ímpetu y presión que la guatemalteca y la hondureña, gracias a brillantes jóvenes, siempre en contacto con los ciudadanos encachimbados, vía la pantalla de millones de celulares. 

No le quedó de otra a nuestro presidente, que cambiar tanta cabeza incompetente y abandonar un modelo que, en la teoría funciona de maravilla, pero que en la práctica multiplica la pobreza y mata la iniciativa.

Un lengüetazo de Sofía Eugenia, nuestra adorada hija de cuatro patas, cambió mi sueño a un canal más dulce.

Era un celeste 3 de octubre, fecha en que las calles entre Soya y Tecla estaban invadidas por mares de chuchos. Los bizneros buxos hicieron su agosto vendiendo todo tipo de guilindujes para bellezas como la Sofi, Ranger y Blackie.

Con cierta distancia, los hermanos, primos y cuñados Bukele, colocaban ad honórem, platos con agua, para bajar la temperatura de tantísimo radiador de cuatro patas. Los de dos patas recogíamos la purina digerida y la depositábamos en recipientes de compost rotulados Parque Bicentenario.

El nuevo alcalde de Santa Tecla, nos esperaba en el Cafetalón, al lado derecho de su pastor alemán, frente a una estatua por develar.

La Sofi, junto al tumulto, es cautivada por las sagradas notas de nuestro himno, y justo después del co-onsagrar, se une a un tenoresco ladrido en unísono, tributo a la estatua, recién develada, de un hermoso chucho aguacatero llamado Cipitío. 

Un cuete chino forma la frase ¡Feliz día del chucho! Entre aquel orgasmo de alegría, color y sonido, escucho un agudo Piuuuuuuuuu….

…Qué lástima, no era un silbador, era mi despertador. 

Colorín, colorado, este sueño ha terminado.

*Colaborador de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com