Recuerdos de mi madre

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Por Por Pedro Roque*

2015-05-09 5:30:00

Se fue hace 39 años, pero la siento cerca todos los días: cuando voy a comer y no me he lavado las manos; cuando la comida es deliciosa y ya comí, quiero seguir comiendo, pero no lo hago porque siento su mirada diciéndome que la gula es pecado; al caminar con una señora o señorita, debo hacerlo por el lado de la calle; leyendo un libro, me debo concentrar en la lectura; cuando alguien llega a mi casa, lo primero que pregunto es si ya comió o si desea un vaso de agua; al salir de casa por la mañana, antes, siempre desayunar; cuando escribo, poner atención a los acentos, no confundir la s, la c y la z, que pronunciamos igual; cuando recibo algo, decir muchas gracias; pedir las cosas por favor; no hables mal de nadie, es malo, y además, no sabes quién está escuchando; es mejor admirar y aprender de la gente que sabe más y está mejor, que envidiarles. A las niñas, las señoritas y las señoras tratarlas siempre bien, con cariño y respetuosamente, cederles el paso, el asiento, estar atento a lo que puedan necesitar y no decir malas palabras frente a ellas; la gente nunca estará contenta, siempre habrá más que critiquen que hablarán bien; ser agradecidos y respetar a los maestros, a los mayores y a los jefes; la amistad es lo mejor y más grande del mundo, pero primero hay que ser un buen amigo; antes de exigir derechos tengo que cumplir con los deberes; nunca gastar más de lo que ganas, no perder el tiempo, las oportunidades, ni las esperanzas; todo es temporal, nada para toda la vida; no hablar entre dientes, no quejarse y hablar siempre claro.

Pues sí. En estas y otras muchas ocasiones relacionadas con el cuidado del cuerpo y la mente, recuerdo a mi madre todos los días.

Y también, con cariño, cuando una tarde de mayo, con ocho años, me castigó con tres buenos cinchazos frente a todos los alumnos en el patio de la escuela por haberle dicho que no había clases y ella me llevó para comprobarlo. “Uno por mentir, otro por no querer ir a la escuela y el tercero por el bochorno frente a los maestros”. En menos de un minuto me enseñó el respeto a una inmensidad de valores que actualmente no se enseñan a los niños.

Celebre hoy con su madre, y si ya no está aquí, recuérdela con cariño aplicando sus buenos consejos.

*Ingeniero. Columnista de El Diario de Hoy.

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