Pedir perdón

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Ayer en la mañana fueron sepultadas las cinco víctimas de un accidente vial en El Carmen, Cuscatlán. foto EDH / Jaime Anaya

Por Por Teresa Guevara de López*

2015-04-11 7:30:00

Las conmovedoras palabras del Tin Ruiz, pidiendo perdón por no haber clasificado para el mundial, llegaron al corazón de todos los salvadoreños, ante la humildad de estos grandes, integrantes de la Selecta Playera, que han logrado triunfos jamás igualados en la historia del deporte nacional. Y es que para pedir perdón, se necesita una grandeza de espíritu, que muy pocos tienen. Los salvadoreños debemos exigir que pidan perdón, públicamente, muchos funcionarios por lesa traición a la Patria.

Sigfrido Reyes debe pedir perdón, de rodillas, por haber servido de lacayo a sus amos venezolanos, presentando el rotulito contra el decreto de Obama, en su viaje a Vietman, mensaje que demuestra la sumisión de su partido, que no es el sentir de los salvadoreños amantes de la democracia, arriesgando la ayuda de Estados Unidos.

Reyes debe pedir perdón a los pacientes con severas enfermedades, que carecen del medicamento necesario, y a los miles de alumnos y maestros que aún no han recibido los fondos para comenzar a operar y pagar sueldos, mientras él sigue derrochando fondos públicos en viajes y comilonas. Debe pedir perdón a la Patria, por haber infringido impunemente las leyes de la República, negando información sobre sus asesores, sus sueldos y capacidades, así como la dudosa procedencia de su elevado patrimonio.

Los diputados salientes deben pedir perdón por sus viajes de última hora, aprovechándose de nuestros impuestos, y por pretender que se les otorgue seguridad personal durante un año. No pueden atreverse a mirar la cara de tantas madres, esposas, hijos que lloran la pérdida de seres queridos por la imparable violencia que nos abate, porque no disfrutan de protección oficial.

Debe pedir perdón público, el brillante abogado (vergüenza para su gremio) que elogió la infidelidad responsable de su cliente, el pastor, asegurando que aunque esta doctrina no está muy reconocida en el país (sin mencionar en cuáles sí está vigente) nuestra sociedad está ya acostumbrada a la práctica de la infidelidad. Su petición de perdón debe dirigirse, especialmente a las familias, a niños y jóvenes, por la confusión y escándalo que sus desafortunadas palabras pueden causar. “El que escandalice a uno de estos, más le vale amarrarse una piedra alrededor del cuello y tirarse al mar” advierte Jesús.

El FMLN debe pedir perdón a la población por las alfombras que decoraron el paso de las procesiones de Semana Santa, en las que aparecían las figuras del Ché Guevara, Farabundo Martí y Schafik Handal, ateos y comunistas reconocidos, incluso adornadas con frases de Lenín, para quien la religión es el opio del pueblo.

Los autores de esas ofensivas decoraciones, han herido los sentimientos religiosos del pueblo salvadoreño. La fe es un don de Dios que los creyentes aceptamos libremente, y aunque la religión no se impone, exige respeto de quienes no la comparten. De igual manera, el Frente ha utilizado para sus fines la figura de monseñor Romero, cuyas enseñanzas jamás comprendieron ni practicaron, como lo demostrara el expresidente Funes, al catalogar al arzobispo como el guía espiritual de su gobierno, donde abundó la corrupción y su escandalosa vida personal. Han olvidado la advertencia de San Juan Pablo II en su visita a nuestro país: “No politicen la figura de monseñor Romero: Mas bien recen por su alma”.

El ejemplo maravilloso de los integrantes de la Selecta Playera pidiendo perdón, sin tener que hacerlo, es una bofetada en la cara de tantos políticos que deberían estar de rodillas, humillándose para pedir perdón al pueblo salvadoreño que los eligió y al que han ofendido con sus nefastas actuaciones.

*Columnista de El Diario de Hoy.