Contar o interpretar la violencia, el caso de Crimen y Castigo

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Creemos que la resolución de la Sala es una garantía de la transparencia

Por Por Ricardo Chacón *

2015-04-18 6:30:00

Rodión Romanovich Raskolnikov padece un profundo conflicto interno, no solo porque asesinó a una anciana usurera, Elena Ivanovna, y a su hermana con lujo de barbarie (con un hacha) y luego se apoderó de todas las joyas de las víctimas, sino también porque la culpa lo carcome internamente. Esta situación provoca, entre otras reacciones, percibir que todo hombre y mujer a su alrededor sabe su crimen y que, tarde o temprano, será descubierto como un asesino. Sufre intensamente por haber quitado la vida a otro ser humano, sobre todo, carga con el peso de la culpabilidad que suele agobiar a los hombres y mujeres con cierto grado de conciencia.

Pero no solamente este conflicto abate a Rodión, el amor, el amor a una mujer que no se ha consumado, luego que esta muere poco antes de casarse; la pobreza y la falta de recursos económicos para sobrevivir en un ambiente de estudiante de Derecho, también lo agobia sin olvidar que su hermana se casa “por interés”, para ayudarle económicamente.

Pero hay otras aristas sobre la violencia y las consecuencias que esta trae y que recoge la magnífica obra de Fedor Dostoievski como lo son otros indicios de violencia, la familiar, los golpes permanentes de los esposos, Svidrigailov y Katerina Ivanovna, quienes con lujo de barbarie maltratan a sus cónyuges, el primero a Marga Petrovna y la segunda a Marmeladov… la infelicidad que se logra y que recae en los más allegados es grande y pesa, como también pesa la culpabilidad de haber asesinado.

Pero también, junto a la ruindad propia del ser humano que puede destruir y acabar a su semejante, también está Sonia Semionovna Marmelodova, Dunia Dunichka o el juez Porfirio Petrovich que también da muestras de la bondad, el sacrificio, la solidaridad y la racionalidad del ser humano; la primera protege a los suyos, trabaja y trabaja para ayudarlos sin recibir nada a cambio; la segunda, es una joven que da todo por su familia, aunque como cualquier ser humano también muestra sus facetas de orgullo y resentimiento, y el tercero, el juez que le atina al entretejer los datos y dar con el asesino de la anciana usurera y que con su forma de actuar tesonera, inteligente y perspicaz, hace que Rodión se entregue a la justicia por el crimen cometido.

He querido hacer referencia a esta obra de la literatura rusa, “Crimen y Castigo”, porque el tema de la violencia no solo es complicado y complejo en sí mismo, sobre todo cuando la autoridad tiene que hacer justicia, sino también para los periodistas que tienen que contar esta realidad.

De inmediato surge la interrogante: ¿Por qué contar los hechos de violencia? Dostoievski lo hace con maestría y lo hace porque es una dimensión de ciertos hombres que son rebasados por el odio, la venganza, el pecado, la lujuria o simplemente por la irracionalidad de pasar por encima del otro. Y junto con el crimen va el castigo que no solo termina con la cárcel o la horca para el delincuente, sino además, con la culpabilidad que también puede atormentar.

La prensa y los periodistas también tienen que contar los hechos de violencia y lo tienen que hacer porque se trata de actuaciones y actividades de los hombres además de que cada crimen rompe la vida social porque se termina con una vida, o se busca un determinado fin por medio de la fuerza y, en el peor de los casos, con las triquiñuelas propias de las conciencias torcida de los individuos.

La violencia y los crímenes, sobre todo en El Salvador donde esta realidad primera en estos momentos, es y debe ser materia de la información diaria. De nuevo salta otra interrogante: ¿Cómo hacerlo? La respuesta es difícil, compleja, tanto como lo es la violencia y el crimen.

Esta interrogante nos lleva a plantear, e incluso a cuestionar, si es válido el consignar cada crimen, cada hecho de violencia, como también cada actuación policial que busca enfrentar esta situación o más bien, se trata de contar lo que sucede y darle explicación y al igual que Dostoievski, intentar entrar “al mundo de la conciencia y los detalles”. No sé, no tengo respuesta, lo que sí tengo claro es que el tema es materia de la noticia y la información diaria de la prensa y de los periodistas; que esto debe ser tratada con ciertos criterios técnicos del periodismo (cumplir a cabalidad el debido proceso informativo y noticioso) y enmarcarlo en criterios éticos claros y definidos que nos lleven a no perder, en ningún momento, la sensibilidad ante el dolor, la vida, la muerte, la víctima.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com