El veneno del poder

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Ramiro Cepeda, ex técnico del Alianza. Foto EDH.

Por Por Luis López- Portillo*

2015-04-08 5:00:00

El veneno del poder le ha nublado los sentidos a la dirigencia del FMLN. Alguna vez, en la guerra, tuvieron fama de tener entre sus filas mentes estratégicas. Hoy quién sabe, pues su actuación es auto-destructiva. Siguen agujereando su credibilidad y erosionando su fuerza electoral (asumiendo que su actitud hacia la democracia es sincera). Uno se pregunta: ¿Qué buscan realmente?

Las cifras que oficializó el TSE (que tardó casi un mes en contar) muestran que el electorado le repartió el 77.72% del total de votos para la Asamblea Legislativa a los dos partidos grandes: ARENA y FMLN. Además les repartió a ellos dos el 77.86% de los 262 municipios. Eso, a mi juicio, significa: “pónganse de acuerdo ustedes los grandecitos”.

Uno puede hacerse el tonto del mensaje del electorado. Pero no se puede ignorar que ARENA obtuvo la mayor cantidad de votos para diputados: 874,169.55. Eso tiene un peso. Sin embargo el FMLN conspira para negarle la presidencia legislativa a ARENA y entregarla a un partido residual. Es posible y es legal hacerlo, pero envía un mensaje de bajeza política.

Al marginar a ARENA, el FMLN muestra su interés real: acumular poder y usar matonería para ejercer control. Marginar a ARENA es renunciar a una gran oportunidad de gobernabilidad para el país. Con un poco de madurez y franca vocación democrática, el FMLN y ARENA pueden establecer un diálogo de verdad y ponerse de acuerdo para darle estabilidad al país.

Le urge al país un acuerdo entre los dos partidos que gozan del apoyo ciudadano mayoritario. Un acuerdo de gobernabilidad sana. Un entendimiento que deje atrás la confrontación y logre que los grandecitos trabajen juntos. La confrontación y la ortodoxia ideológica de ambos lados ya nos tienen hartos.

El FMLN y ARENA pueden dialogar y ponerse de acuerdo en un espacio común, aún manteniendo sus diferencias esenciales. Seguir atendiendo las calenturas ideológicas de sus simpatizantes no les impide acercarse y lograr dos o tres acuerdos esenciales que le den gobernabilidad y rumbo al país.

La pregunta es si el FMLN quiere entrarle en serio al juego de la decencia democrática o solo quiere simular una falsa disposición democrática mientras gana tiempo y terreno para secuestrar instituciones y desbaratar la democracia desde adentro. Recordemos que decir una cosa y hacer otra, genera dudas.

Nos pueden llamar todo lo que quieran a quienes expresamos estas legítimas dudas. Pero no pueden negar que esas dudas crecen cuando vemos el juego sucio que trató de jugar en el TSE un incondicional del FMLN. Alimentan las dudas las insistentes expresiones para desprestigiar a las voces independientes de la Corte Suprema de Justicia.

El FMLN vulnera su capital político y su ya flaca credibilidad al despreciar instituciones e ignorar la fuerza que ARENA recién ratificó en las urnas. Puede seguir ninguneando a la primera fuerza política, pero despreciar la voluntad ciudadana tiene un costo electoral. Se dañan a sí mismos. Pero lo más grave es que dañan al país robándole oportunidades de evolución.

Si el FMLN insiste en la política del arreglo marrullero, siempre habrá quien les recuerde que lo que hacen hoy es lo mismo que tanto criticaron y les llevó a alzarse en armas. Y si pudiendo cambiar las cosas, hacen lo que los ciudadanos desprecian, mandan un claro mensaje al mundo: no existe un interés genuino de cambiar al país, sino de embriagarse con el veneno del poder.

*Colaborador de El Diario de Hoy.