Carnaval de Montevideo como política pública

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Foto Por edhdep

Por Por Marlon Manzano*

2015-04-03 5:30:00

Probablemente una de las joyas culturales mejor conservadas, y que aún está abajo del radar publicitario (en comparación de otros carnavales con mayor difusión internacional) es el Carnaval de Uruguay. País que por muchos años estuvo en disputa entre las colonias portuguesa y española, de la primera conservaron la cultura afrodescendiente y de la segunda algunas tradiciones europeas.

El Carnaval de Uruguay, de acuerdo a expertos en la materia, data desde 1870, pero fue hasta 1874 que realizan el primer concurso de comparsas (bandas artísticas características de actividades de carnavales), con esa larga tradición de más de 140 años de existencia y con el pasar de los años el Carnaval de Uruguay ha adquirido una gran diversidad y alto impacto en diferentes aspectos de la vida nacional de aquel país del sur. Es considerado el carnaval más largo del mundo ya que dura casi 40 días de festividades a lo largo de todo el país charrúa, especialmente y con mayor fuerza en la capital Montevideo (Carnaval de Montevideo), gracias a la masividad de actividades de “tablados” (escenarios artísticos de barrio) que se preparan para participar en el concurso (competencia) de carnaval que es la actividad central del Carnaval de Montevideo. La actividad económica del Carnaval de Montevideo en términos de venta de entradas representa por sí sola 1/3 de la venta total de entradas culturales y artísticas de todas las demás categorías combinadas en un año.

Durante más de 6 meses, miles de hombre y mujeres organizados en diferentes expresiones artísticas como agrupaciones de murgas, candombe, parodistas, revistas, etc., dedican varias horas a la semana para practicar sus presentaciones que al mismo tiempo entretienen y dan vida a los diferentes barrios y comunidades que tienen escenarios al aire libre (tablados), estos tablados sirven para apoyar la práctica de los artistas locales, el sentido de identidad entre el barrio y sus agrupaciones se refuerza permanentemente ya que estas habilidades se van transmitiendo de generación en generación con el objetivo de poder estar cada año en el concurso de carnaval que premia a las mejores murgas, grupos de candombe y parodistas de todo el país.

Las “Llamadas”, otra categoría del Carnaval, son desfiles con un fuerte legado histórico cultural ya que representan lo que se vivía en la época de la colonia de ese país; los negros esclavos afrodescendientes tenían permiso para realizar sus festejos y tocar sus tambores una vez al año, salían disfrazados de sus patrones con prendas muy coloridas y extravagantes para celebrar, y se le llama “Llamada” porque al pasar por las puertas de las casas “llamaban” a los demás con el sonido de sus tambores.

En el caso de la categoría de la Murga es una expresión artística de origen español que ha sido retomada en muchos países, entre ellos Uruguay; cada grupo de Murga hace una presentación que combina música, canto, teatro, parodia y baile con un alto contenido de denuncia y (auto) crítica social, algo que en términos sociales es muy valioso ya que permite tener una válvula de escape para abordar los principales temas coyunturales políticos, sociales, económicos, religiosos; desde una forma muy relajada, abierta, humorística, pero de gran impacto, ya que el mensaje es fácilmente entendible por todos los estratos sociales, especialmente de las clases más populares, lo cual genera una clase media mucho más crítica e informada de su realidad nacional.

En fin, el Carnaval de Uruguay, y específicamente el Carnaval de Montevideo tiene muchos de los elementos de una política pública de alto impacto, a diferencia de muchos carnavales que lo único que dejan es un alto consumo de alcohol, drogas y música de muy mal gusto a nivel cultural. En San Salvador tenemos ese gran vacío de fomento de capital social vía cultural, ojalá organismos como el Banco de Desarrollo Interamericano (BID), la Embajada de Uruguay o España más la Alcaldía de San Salvador y la empresa privada organizada, que al final es la que asume el mayor porcentaje de costos vía patrocinios, puedan armar una mesa técnica para impulsar algo muy concreto, de alto impacto, replicable, medible, sostenible como lo sería nuestro propio Carnaval de San Salvador.

*Economista.

@marlonmanzano_