El ex-Carbonero

descripción de la imagen
En Costa Rica, Calvo ha desarrollado nuevas salsas. En El Salvador estudia opciones. —Foto cortesía de Grupo Calvo.

Por Por Carlos Alfaro Rivas*

2015-03-02 5:00:00

Si el santaneco Pancho Lara resucitara, seguro se suicidará al escuchar esta nueva letra del Carbonero, nuestro segundo Himno Nacional.

La inspiración de Pancho vino allá por 1950, cuando en el mercado de Santa Tecla fue testigo de montones de volcaneños entilados, que bajaban a vender su carbón. Tamañas redes de puro chaperno y copinol deshidratado que, sin necesidad de ocote, dejaba rojitas la braasas en las cocinas de leña.

Cual pavimentada para bajar del volcán. Por ratos en “dodge patas”, por ratos en mula, siguiendo la vereda hacia el mercado, adonde no abandonaban el puesto hasta vender todita la red.

¡Qué “frijol” hacía en Tecla de madrugada! Bueno, nada que una fogata de carbón y una tacita de café no pudieran curar.

Además de carbón, el café también era rey. Tamañas cosechas gracias a la altura, la temperatura y la sombra adecuada.

Cambió el siglo, y culpa del “zamacón” del 13 de enero de 2001, se desmoronan las lomas encima de la carretera de Los Chorros, y era más rápido pavimentar una ruta paralela atravesando el volcán, que destapar el tapón entre occidente y Santa Tecla.

Estrenamos la calle del volcán en bicicleta, entre Quezalte y Plaza Merliot, un entreno no apto para cardíacos, pues se suben las pulsaciones por las cuestas perras y la bilirrubina por tanta belleza.

Tuvimos la suerte de llenar nuestros pulmones de bocanadas de oxígeno puro, de saludar a las urracas, tomarle fotos a la manada de pericos, y de quedar sumisos ante la florescencia de los cafetales agradecidos por la primera lluvia. ¡Qué aroma a miel tan exquisito!

Han pasado casi 14 años desde una experiencia de vida, de aquellas que hay que pellizcarse para comprobar que aún no hemos estirado los tenis.

Una experiencia que está en peligro de extinción culpa de la maldita mano peluda que, a bordo de hambrientos bulldozers, arrasa cafetales, destruye bosques y siembra cemento.

Una mano egoísta y bien maiceada que da permisos de terracear parqueos y levantar restaurantes, hoteles y centros de convenciones adonde está prohibido el hierro y el concreto.

¡Mano chuca! Te odiamos por dejar sin hogar a las urracas y a los pericos que por tu culpa, por tu culpa, por tu gran culpa, acalorados buscan refugio y alimento en el Bicentenario.

¡Qué ironía! Linda Vista Gardens. Si como no. ¿Cómo va a ser linda la vista a un parqueo de 200 carros, adonde hace poco había un lindo bosque?

¿Qué de lindo tiene privar a las nuevas generaciones de aire puro? ¿Castigarlas con falta de lluvia y mucho calor? ¿Amenazarlas con deslaves incontrolables? ¡Qué horror!

Horripilante también el evidente chanchullo atrás de lo que parece ser el nuevo country club del FMLN. Para acabar de amolar, todos los responsables se hacen los suizos. En Medio Ambiente se contradicen, en Tecla se esconden, en el OPAMSS chiflan en la loma, el dueño de la chequera, atrás del proyecto, cruza los dedos por una cortina de humo, Nayib también los cruza, para que no sigan hablando de su boda real en el lugar de los hechos.

Perdónanos por ser tan destructores, tan egoístas, Pancho.

Culpa de la letra actualizada de tu canción, ahora El Carbonero no se baila, se llora.

De las cumbres del Rosario,

De otros pueblos del volcán

Bajaba siempre solitario a venderles mi carbón

Sí, mi señor, era buen carbón

Lo compraba usted de nacascol.

Y de chaperno y de copinol

Todo, señor, era buen carbón…

*Colaborador de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com