Hacia atrás

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Representantes del Comité Olímpico Internacional y de la firma Toyota tras el acuerdo.

/ Foto Por edhdep / toyota-global.com

Por Por Manuel Hinds*

2015-03-19 5:00:00

Durante los años previos a la guerra el FMLN pretendió que protestaba contra los abusos de los gobiernos militares de esa época, y en particular contra las conocidas trampas electorales de esos años, que incluían los conteos eternos de los votos para generar oportunidades de manipular los resultados, la prepotencia del Consejo Central de Elecciones en sus contestaciones a las protestas de la oposición y la ciudadanía, y los oídos sordos del gobierno a los llamados internacionales a que respetara los mandatos de los electores.

Ahora que los del FMLN están en el poder, y que controlan los procesos electorales, sus actuaciones demuestran que ellos no objetaban la prepotencia, los atrasos, la falta de transparencia, y la manipulación de los procesos de votación y sus resultados. Lo que los frustraba era que ellos no eran el gobierno y que todas esas cosas no se hacían a favor sino en contra de ellos. La demostración es clara porque ellos están haciendo exactamente lo mismo, tirando al país de regreso a su pasado más infame en términos de los procesos democráticos.

En algunas dimensiones este gobierno se ha comportado mucho peor que los del siglo pasado, que tenían más vergüenza. Ellos nunca se atrevieron, por ejemplo, a decidir arbitrariamente que no se tomarían en cuenta los votos de una parte de los ciudadanos en el conteo final, y mucho menos cuando esta parte representa alrededor de 100 mil votantes. Eso es lo que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que hace y dice todo lo que el FMLN hace y dice que hay que hacer, está haciendo en este momento al negarse a abrir las cajas que contienen los votos que corresponden a actas con datos falsos, es decir, en los cientos de casos en los que el número de votos no coincide con el número de papeletas, o que no se leen los resultados en el acta, o problemas similares.

Es importante notar que esos votos no tienen nada de malo, no son votos nulos, ni tampoco votos impugnados. Simplemente son votos de personas que votaron en una urna para la que no se escribió bien el acta al final del día. Con el total apoyo del FMLN, el TSE se niega a abrir esas cajas para contar los votos, lo cual es inconstitucional porque le niega a todos los ciudadanos que votaron en esas urnas el derecho al voto. Es exactamente igual a que un Guardia Nacional se hubiera parado frente a unas urnas y hubiera dicho a la gente haciendo cola: “Aquí nadie va a votar en esta urna”. Y que lo hubieran hecho con 100 mil personas. Y este es solo un ejemplo de los muchos abusos que está cometiendo el TSE con el apoyo del FMLN y de GANA, que hace todo lo que el FMLN le dice que haga.

Este es un retroceso enorme no solo en cuanto a los procesos electorales sino también en el desarrollo de la democracia en el país. Desde los tiempos de la guerra, las elecciones ganaron una credibilidad que nunca habían tenido en el país, lo cual tuvo un impacto decisivo en el desarrollo democrático. La gente tomó confianza en el proceso y decidió que valía la pena votar e involucrarse en los procesos democráticos. Las elecciones eran limpias, transparentes, y sus resultados eran conocidos rápidamente, en realidad en la misma noche de las elecciones porque el sistema de conteo era muy eficiente.

En estas elecciones todo fue poco transparente y diseñado como para obstaculizar, no facilitar, el proceso, desde la contratación de muchas empresas para el manejo de los datos en vez de una sola empresa como había sido siempre, hasta la entrega tardía de las papeletas, que causó grandes retrasos en la votación, hasta el haber instalado conductores de fibra óptica para trasmitir los datos y descuidarlos para luego anunciar que se los habían robado.

Y luego, la manera casual y prepotente con la que el TSE ha permitido abusos como el de las urnas con actas con problemas que he descrito arriba. El país no puede permitir esto. Si se deja que pase, la tiranía completa es el próximo paso.

*Máster en Economía,

Northwestern University.

Columnista de El Diario de Hoy.