El funcionario público está expuesto a la crítica de los medios

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Foto Archivo

Por Por Ricardo Chacón *

2015-03-21 6:30:00

Si usted quiere ser funcionario público, si usted quiere experimentar las “delicias” del cargo y gozar del vehículo oficial, los guardaespaldas, las bonificaciones y ser llamado “jefe” sin más; si usted quiere experimentar el poder y llevar a cabo las ideas de servicio o de hacer práctica las ideas políticas por las que ha luchado, o porque tiene la intención y la vocación de servir (porque creo que realmente hay políticos a quienes esto les motiva), o simplemente porque le “cayó la guayaba”, tiene que aprender a tolerar y a soportar la crítica, no solo de los medios de comunicación sino también de la misma población a la cual se debe. No hay vuelta de hoja.

Y es que un funcionario no es más que un servidor público, realiza una labor en beneficio de otras personas, una labor en bien del Estado, del Gobierno y de la comunidad; administra los recursos de la población y, por tanto, tales recursos no le pertenecen ni pueden ser utilizados de manera personal, al igual que no se debe comportar como lo hacen los empresarios privados en el uso de los recursos de sus negocios.

El servidor público tiene que moverse con la burocracia para hacer su trabajo, pero también debe enfrentarse, de manera directa o indirecta, con la ciudadanía, no solo porque se debe a ella, sino además porque es la beneficiada o perjudicada por las decisiones que él tome.

En este sentido, permítanme ser preciso en cuanto a la labor de los periodistas y los medios de comunicación en este contexto. Los medios informativos, instituciones propias de la sociedad actual, que tienen entre otras funciones, informar, educar y entretener, ejercen una particularmente esencial, denominada en las democracias, como fiscalización del poder. Y esto no es más que informar sobre la gestión pública, porque es eso, pública, es el contrapeso de la función dirigente, es el contrapeso del poder a través de la información que es dada a conocer. A la prensa le toca dar a conocer lo que hace o deja de hacer un funcionario o descubrir los entretelones propios del poder que pueden constituir objeto de denuncia sobre el mal uso de los recursos del Estado o simplemente la confabulación para el enriquecimiento personal a costa del dinero de los contribuyentes.

Hay mucha tela que cortar sobre este tema, desde la misma honestidad de los periodistas y los medios (incluso su independencia) hasta el profesionalismo para enfrentar los hechos y “rascar” la realidad para encontrar el porqué de las cosas.

Entendido así el concepto y tratando la cuestión a vuelo de pájaro, porque el espacio es limitado, no veo, no creo que exista un solo medio de comunicación serio y profesional, que reúna a sus periodistas y a sus editores para confabularse contra un funcionario en particular.

En todo caso, si lo hubiese, porque de todo hay en la viña del Señor, esto no forma parte de la agenda propia de la prensa nacional o internacional seria y profesional.

Pregunta: ¿Por qué el presidente de la Asamblea Legislativa y el presidente del Tribunal Supremo Electoral se sienten acosados por una prensa que, suponen, la tiene contra ellos en una campaña mediática?

La respuesta es que se trata de funcionarios que han sido incapaces de dar cuenta de sus actos, algunos de ellos, sumamente cuestionables y que han afectado a la ciudadanía; un presidente legislativo que hace “regalitos” de Navidad con fondos del Estado, y no da cuenta de ello, que busca la mediación internacional ante un problema local (la disputa con la Corte Suprema de Justicia) o la adquisición de terrenos, en su negocio de bienes raíces, a partir de sus emolumentos. Un funcionario que trabajó con un socio que, a su vez, era su subalterno y cuyo salario se pagaba con dinero de los contribuyentes. Y qué decir del presidente del TSE que nos ha llevado al evento electoral más nefasto en las últimas décadas: mal planeado, mal ejecutado, que 20 días después no arroja resultados definitivos, como tampoco hubo resultados preliminares y, por si fuera poco, ha impuesto reserva total para no revelar los nombres de las empresas contratadas y que fueron incapaces de llevar a cabo la primera parte de las elecciones.

Su actuación al frente de su cargo es la razón que lo ha puesto en el centro de las noticias; sus decisiones han generado las críticas de unos y otros; no se trata de que les caiga mal a los periodistas, o de que estos traten de lesionar su imagen, simplemente, es por el desastre en que ha convertido el epílogo de las elecciones municipales y legislativas.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com