Un tributo a la “campaña sucia”

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Momento cuando Talbot le pega la patada al rival. Foto EDH

Por Por Guillermo Miranda Cuestas*

2015-02-09 5:00:00

En estas últimas semanas de campaña, los ciudadanos tienen la última oportunidad, antes de la elección, de conocer cuáles candidatos representan continuidad y cuáles un cambio esperanzador. Sin embargo, hasta ahora los insultos sobran mientras las explicaciones faltan; y peor aún, se acusa de realizar “campaña sucia” a quien incomode al poder con preguntas básicas, como ocurrió cuando preguntaron por el pasado empresarial y académico de un candidato a alcalde capitalino o por la sanción que recibió su gestión municipal en Nuevo Cuscatlán por violar derechos laborales. De allí que esta columna sea, precisamente, un tributo a esa “campaña sucia”. Empecemos por ARENA.

La mayor deuda de ARENA tiene nombre, se llama institucionalidad. Con una Corte de Cuentas gobernada por su exaliado legislativo, el PCN, y una resistencia a fortalecer los controles ciudadanos y entre órganos estatales, muchos salvadoreños que habían votado por ARENA lo hicieron por el FMLN en 2009. Cambiaron su voto porque sus diputados aprobaban decretos poco debatidos en horas inoportunas para el escrutinio público. Cambiaron su voto porque utilizaron la bandera de la seguridad como estrategia electoral con medidas cortoplacistas e ineficaces. Cambiaron su voto ante un partido que se benefició desde el extranjero cuando un expresidente recibió cheques a título personal por parte de Taiwán como lo confirmó, en cierta medida, ese exmandatario sin pudor alguno. Cambiaron su voto ante un expresidente empresario que multiplicó el gasto en publicidad y convenientemente también se multiplicaron sus utilidades en radios de manera simultánea. Cambiaron su voto ante una lógica de hacer política en la que se pensaba que el miedo al opositor sería suficiente para garantizar su permanencia en la Presidencia. Sigamos.

La mayor deuda del FMLN también tiene nombre, se llama incoherencia. No se trata del FMLN opositor que denunció todo lo anterior, sino del FMLN gobernante que lo replicó y profundizó. Se trata de ese FMLN que hace lo mismo junto con GANA en la Corte de Cuentas y que, al no poder hacerlo con la Sala de lo Constitucional, recurre a prácticas autoritarias; de ese FMLN que en vez de dignificar la educación pública, financia programas que no combaten la pobreza mientras proyectos de desarrollo portuario y energéticos están estancados; de ese FMLN que también define su discurso en seguridad con cálculos electorales; de ese FMLN que consigue cooperación de Taiwán, con las formalidades de la ley, para hacer propaganda partidaria -e inconstitucional- desde el gobierno; de ese FMLN que recibe dinero de Venezuela, de forma ilícita, a través de una empresa semiestatal que también financia al ministro de Economía y a sociedades anónimas presididas por sus dirigentes en más de US$117 millones entre 2012 y 2013, según documentos del Registro de Comercio; de ese FMLN que avala a su expresidente que recibió una donación millonaria en carácter de “préstamo” para no pagar impuestos y que contrató publicidad sin licitación ni difusión pública.

Decir esto no es campaña sucia, ni lo es preguntar sobre las pensiones o la inseguridad. Se pregunta para identificar quiénes están vinculados con las malas prácticas descritas pero también con las buenas prácticas, que también deben mencionarse. Por ejemplo, durante los gobiernos de ARENA se estabilizó la macroeconomía, se crearon instituciones garantes de la libre competencia y de los derechos de los consumidores y se iniciaron programas de nutrición en las escuelas y de transferencias monetarias a los más necesitados; o bien, durante los gobiernos del FMLN hubo apertura en la política exterior, se aprobó una normativa de acceso a la información pública y se impulsaron programas hacia sectores discriminados. Asimismo, cabe destacar un estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el que se demuestra una disminución sustancial de la pobreza entre 1992 y 2012 y una reducción sostenida de la desigualdad desde 2002 (Tejerina y Muñoz, 2015).

Febrero debe ser el mes de la información, el mes para conocer a los candidatos no solo por lo que dicen, sino también por lo callan. Hagamos un tributo a la campaña contra la suciedad de siempre, expongamos a los candidatos que se mantienen en silencio y a los que ofrecen algo distinto con experiencias y propuestas puntuales. Hagamos democracia, hagamos un voto informado.

*Colaborador de El Diario de Hoy.

@guillermo_mc_