¡Todos a votar!

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Los dos sospechosos de matar a los custodios fueron trasladados bajo estricta vigilancia policial. Foto EDH / Carlos Segovia

Por Por Erika Saldaña Rodríguez*

2015-02-27 7:30:00

El sistema electoral salvadoreño ha evolucionado en los últimos años. La Sala de lo Constitucional ha emitido una serie de sentencias que cambiaron el panorama electoral en favor de los ciudadanos, ya que ahora podemos incidir de mayor forma en la elección de quienes serán nuestros representantes en la Asamblea Legislativa, concejos y Parlacen. De todas las sentencias emitidas podemos extraer una serie de “garantías” que los salvadoreños debemos conocer y tener en consideración al momento de ir a votar. Las reglas del sistema electoral han sido configuradas, y deben ser interpretadas, en favor de los derechos de los ciudadanos, dejando a un lado las líneas o directrices partidarias que muchas veces buscan favorecer intereses propios mediante la desinformación a sus propios miembros, o, en otras ocasiones, buscan perjudicar a los partidos opositores a través de la anulación de votos.

El Artículo 78 de la Constitución establece que “el voto será libre, directo, igualitario y secreto”. La libertad del voto implica la existencia de una plena capacidad de opción y hacerlo sin que intervenga recompensa, castigo o presión alguna por el sentido del voto. Esa libertad, garantizada a través de la posibilidad de elegir de forma específica a los candidatos a diputados para la Asamblea y Parlacen, nos brinda las siguientes posibilidades de votación: 1) votar por la bandera del partido de su preferencia, lo cual se traduce en una aceptación igualitaria de todos los candidatos propuestos por dicho partido, sin darle preferencia a ninguno, ya que la prelación dada por el partido no tiene ninguna relevancia al momento del conteo; 2) votar por la bandera de un partido de su preferencia, y al mismo tiempo por uno o varios candidatos de la misma lista por la que se ha votado, lo que implica que se está privilegiando a los candidatos marcados por el elector, y no a todos los candidatos contenidos en la lista; 3) votar por uno o varios candidatos de un solo partido político; 4) votar por uno o varios candidatos no partidarios; 5) votar por candidatos de distintos partidos políticos, teniendo como límite la cantidad de escaños del departamento, y 6) votar por candidatos partidarios y no partidarios.

Por otra parte, que el voto sea directo significa que los ciudadanos estamos habilitados a elegir a nuestros representantes políticos sin intermediación de nadie. El voto igualitario equivale a que todos los ciudadanos tenemos la misma influencia (“igualdad cuantitativa”), a la hora de emitir el sufragio. Por último, el voto secreto es una garantía en favor de los ciudadanos y consiste en que bajo ninguna circunstancia estamos obligados a revelarse el sentido del voto a nadie. El voto secreto debe entenderse como una forma de protección al ciudadano de discriminaciones que tengan como fundamento la preferencia política, y no como causal de anulación cuando un ciudadano voluntaria y conscientemente (asumiendo las consecuencias personales que esto pueda acarrearle) muestre a otros cuál es el sentido de su voto.

Todos los ciudadanos tenemos el deber de informarnos adecuadamente de los derechos que tenemos al momento de votar, y de informarnos sobre la trayectoria de los candidatos específicos a los cuales estamos dispuestos a darle nuestros votos. El descontento que existe sobre la forma en que nuestros políticos han manejado el rumbo del país no nos debe desanimar a presentarnos a las urnas. La abstención y el voto nulo se constituyen como una forma válida de protesta contra quienes se presentan como candidatos; sin embargo, su efecto es prácticamente nulo, pues las instituciones de las que nos quejamos seguirán existiendo sin que incidamos de alguna forma en ellas. Si queremos que las cosas mejoren en El Salvador, al menos debemos asegurarnos que los diputados con varios periodos y cero resultados, los viajeros, los que no se presentan a trabajar, los despilfarradores de fondos públicos y los que no tienen propuestas o las que presentan son irreales, no queden en la Asamblea. Por eso, ¡todos a votar!

*Colaboradora de El Diario de Hoy.