Nayib Bukele, ¿y tus estudios?

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Por Por Juan Francisco Rivas Madrigal**Lic. en Economía y Negocios.

2015-02-27 4:30:00

Hay un punto en el que la mayoría de jóvenes, sin importar nuestra ideología, logramos coincidir casi a plenitud: “la educación es la más grande apuesta que debe hacer un país si es que realmente quiere salir adelante y traer desarrollo sostenible para sus ciudadanos”. Nayib Bukele ha intentado venderse como la cara joven de la política salvadoreña, el que viene a impulsar las nuevas ideas. Él como figura joven me imagino, y espero comparta, que la educación es el medio principal para que una persona pueda prosperar y mejorar sus condiciones de vida, las de su familia y comunidad.

Acerca de la educación el filósofo español Fernando Savater nos dice en su libro Ética de urgencia lo siguiente: “Yo no digo que la educación resuelva todos los problemas, pero en la solución de cada problema hay un ingrediente que una buena educación te puede suministrar. La educación es el único mecanismo de revolución pacífica que hay. La educación es el antídoto contra la fatalidad. La fatalidad provoca que el hijo del pobre siempre sea pobre, que el hijo del ignorante siempre sea ignorante; una buena educación hace saltar estas barreras por los aires. La educación es lo más subversivo que hay”. Por ese mismo componente subversivo es que los políticos tradicionales le temen tanto y les es tan incómoda una población educada que cuestione y exija rendición de cuentas.

Es evidente que la educación es deseable y que todos deberíamos de tener acceso a una formación de calidad que nos permita ser personas autónomas e independientes. Sin embargo, para que una persona se pueda educar deben cumplirse ciertos requisitos. En primer lugar debe existir en el estudiante el deseo e interés de aprender; además, el alumno debe contar con cierta capacidad mental e intelectual para cumplir con los objetivos del plan académico y, por último, debe tener recursos económicos para asistir a una escuela o universidad. Si no tiene la capacidad económica pero tiene el deseo de aprender y la capacidad intelectual, debería poder esta persona acceder a becas que le permitan educarse.

En tu caso Nayib, nos has dicho que vienes de una familia próspera con historial empresarial. Por lo anterior, se puede decir que has contado con los recursos económicos para poder inscribirte en las mejores universidades del país, incluso en las mejores del mundo. En otras palabras, podemos decir que por venir de una familia con facilidades financieras has gozado de una especie de beca que te puede haber permitido estudiar en cualquiera de las mejores universidades. Eso sí, siempre y cuando hayas tenido el deseo de formarte, de aprender y que hayas tenido la suficiente capacidad intelectual para cumplir con los planes de estudio de una universidad y carrera determinada.

Fueron muchos los que durante esta campaña política te preguntaron por distintos medios acerca de tu formación académica, cuestionaron si tenías algún título universitario. Pasó el tiempo, terminó la campaña política y no pudiste (o no quisiste) decirnos cuáles son tus estudios. Si no respondiste me imagino se debe a que nunca asististe o nunca te graduaste de una universidad. Fuera muy triste que una persona próspera económicamente, que tuvo la oportunidad de asistir a una buena educación no lo haya hecho. Si los recursos no han sido una limitante para ti, la cuestión se reduce a una falta de deseo de educarse o a una incapacidad intelectual de cumplir con los requisitos académicos de una carrera universitaria.

Nadie le apuesta a lo que no cree profundamente y le causa inseguridad. Si en tu vida la educación parece no haber sido una prioridad a pesar que tenías las facilidades, ¿cómo podemos pensar que la educación de los jóvenes salvadoreños será una apuesta primordial dentro de tu carrera política? Si la mayoría de jóvenes coincidimos en que se le debe apostar sumamente fuerte a la educación para sacar el país adelante, ¿por qué tú no le apostaste a tu formación académica? Ojalá algún día sepamos la respuesta. El país atraviesa un momento terriblemente delicado en su historia, con profundos problemas políticos, económicos y sociales. Para salir adelante necesitamos que las personas más capacitadas estén capitaneando el barco, porque si se hunde nos ahogamos todos.

Amigo salvadoreño, levántese y vaya a cumplir con su derecho y deber ciudadano de elegir a los capitanes que usted considere más capaces para dirigir el rumbo de este gran país.