“Las macarenas” y “sonatas” de las propuestas electorales de seguridad

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elsalvador.com

Por Por Carlos Ponce*

2015-02-17 5:00:00

El ambiente sigue invadido por la próxima contienda electoral. Los comerciales, entrevistas y actividades no cesan. La relativamente elevada cantidad de personajes que figura en diferentes espacios, cada uno con su propio mensaje, es embriagante y, para muchos, hasta confusa. Las promesas de campaña son variadas y cuantiosas, tanto que no es extraño encontrarse con personas que tienen problemas hasta para acordarse de quién dijo qué. Sin embargo, unas propuestas destacan más que otras. Lastimosamente, las que se incrustan de forma más efectiva en la mente del electorado, por lo general, no son las que resolverán los problemas que pretenden combatir. Las que explotan las sensibilidades colectivas son las que permanecen inamovibles en la memoria de la mayoría de ciudadanos, pero en raras ocasiones, las más acertadas.

Esta dinámica se ilustra perfectamente haciendo referencia a las preferencias musicales populares. “La Macarena”, por ejemplo, cautivó a muchas personas y, en su apogeo, cualquiera prefería dejar la estación de radio que la estuviera transmitiendo, en lugar de cambiar de frecuencia para oír la “Sonata para piano en la mayor”. Esto no significa que Los de Río, autores de dicho éxito español, sean mejores compositores que el clásico Mozart, o que su canción sea musicalmente superior. El mérito de “La Macarena” es que se logró identificar con el sentimiento colectivo en un momento específico de la historia. El de “La Sonata” de Mozart es haber compuesto una melodía que trascendiera generaciones por su impecable pericia técnica y perfecta armonía sensorial.

Muchos candidatos actuales venden soluciones estilo “La Macarena”, que suenan bonito, son pegajosas y, así, atraen al electorado. Resulta tentador tararearlas y moverse al compás de su ritmo. No obstante, no son las mejores y, dentro de un tiempo, sonarán hasta ridículas y serán aborrecidas. Necesitamos apoyar y votar por propuestas estilo “Mozart”. No son igual de hipnóticas, pero sí efectivas y técnicamente fundamentadas e irrefutables. El populismo se propaga de manera agresiva en Latinoamérica y necesitamos saber identificarlo para no sucumbir ante sus encantos.

La criminalidad es el principal problema para los salvadoreños y, en consecuencia, uno de los temas abordados por los candidatos. Para evitar ofertas “macarenas” en seguridad pública, el electorado debe de:

1. Descartar las propuestas enfocadas en incrementar la cantidad de policías, soldados o agentes metropolitanos que patrullan las calles, y dotarlos de mejores armas. La actual crisis delictual no se resuelve con más policías y fusiles, sino cortando el vínculo entre malos políticos y estructuras criminales, y convirtiendo el aparato de seguridad en uno más analítico, que sepa dar golpes certeros a la delincuencia y aportar soluciones creativas. Bajo esta premisa, es necesario favorecer a aquellos contendientes que aboguen por una mayor contraloría del gabinete de seguridad, que lo empuje, a través de una constante exigencia y fiscalización, hacia este ideal.

2. Anular como opción a los candidatos que ofrezcan leyes que afecten de forma negativa a personas honestas en nombre del combate del delito. Las leyes que restringen la libertad de personas honestas o las perjudican de alguna forma, generalmente esconden un mal mucho más grave. Sancionar a las telefónicas porque exista señal para teléfono celular en centros penales, por ejemplo, no resuelve la grave corrupción y las inadecuadas instalaciones del sistema penitenciario; así como prohibir la tenencia o portación de armas tampoco afecta de forma significativa el mercado negro de armas que opera en el Istmo y el país.

3. Desechar a los candidatos que no condenen abierta y enérgicamente la negociación que se dio durante la administración de Mauricio Funes. Quien base su candidatura en propuestas de seguridad y no señale y no pida explicaciones sobre ese oscuro pacto y tampoco exija que los implicados sean castigados, no tiene una intención genuina de resolver el problema delictual y antepone sus intereses sobre los de la ciudadanía.

*Criminólogo.

@cponce_sv