Voto amarrado versus voto pensado

descripción de la imagen

Eliseo Salamanca (centro), uno de los referentes del campeón Guadalupano.

/ Foto Por Víctor Zelada Uceda / Twitter: @zeladauceda

Por Por Rodolfo Chang Peña*

2015-02-13 4:30:00

El voto amarrado definitivamente hace daño al país porque no pretende llevar los mejores cuadros a la Asamblea y a las alcaldías sino los personajes asignados por la cúpula, a menudo sin respaldo académico, más preocupados por la ideología que por los problemas nacionales, parásitos del presupuesto nacional con escasas excepciones y muy mansos para cumplir los mandatos de la partidocracia.

Por lo general el colectivo que vota en esa forma está constituido por personas con la mente esclavizada en una sola forma de pensar que todavía sueñan con el gobierno del proletariado y el paraíso de los trabajadores, no ven más allá de la bandera y carecen de capacidad para analizar las ofertas de los restantes candidatos, les está prohibido pensar y no les toca más que obedecer porque el partido nunca se equivoca.

Un ejemplo reciente del daño que puede hacer este tipo de voto es el caso de la administración anterior, que elevó a la máxima magistratura a alguien sin cualidades de estadista que fuera de su verborrea y permanente beligerancia se la pasó en boca de todos a causa de su vida privada, hecho nunca visto en los últimos cien años.

¡Pero la bancada que apoyaba a este personaje todavía está enquistada en el Congreso! ¿Cómo es posible que en la actual campaña estén ofreciendo lo mismo que la vez anterior y que evidentemente no lograron? ¿Si ya tuvieron su oportunidad y fracasaron cuál es la ambición de reengancharse?

Si los salvadoreños en realidad quieren que el país cambie y progrese tienen que desechar los “dinosaurios comelones de presupuesto” (incluye hombres y mujeres), los leguleyos capaces de cualquier cosa para desobedecer las resoluciones de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, los enemigos francos y asolapados de la transparencia, los encubridores de corruptos, los que sueñan con amordazar a la prensa, los que malgastan el dinero de los contribuyentes en viajes inoficiosos y los que apoyan las persecuciones y juicios políticos.

Es indispensable marginar a los políticos hipócritas de doble discurso, los que atacan el modelo neoliberal pero se sirven del mismo en sus desmedidas ambiciones de dinero y bienes materiales, los que se valen de sus cargos para realizar negocios y los adictos a la consigna: “Como esto no se compone, yo si me voy a componer”. Es además un error imperdonable inclinarse por políticos que acumulan un nutrido prontuario de fracasos y “movidas” como también por candidatos “galácticos” que ofrecen muchas “bolas en el aire”.

Para recuperar la esperanza lo prudente y sensato es apoyar las caras nuevas, frescas y entusiastas, al menos gozan del beneficio de la duda y carecen de “cicatrices” de gestiones fracasadas, que evidencien compromiso por obras específicas, realistas y realizables como poner fuera de circulación los buses chatarra y los vehículos contaminantes del medio ambiente, limpiar y descontaminar el Acelhuate y las múltiples quebradas convertidas en basureros, modernizar y humanizar los hospitales de la red pública, crear un programa nacional cardiovascular que opere todos los días, crear el centro nacional de enfermedades renales con su programa permanente de transplante de riñón, etc., por citar algunos ejemplos de proyectos que todo mundo agradecería.

*Doctor en Medicina.