El país de las maravillas

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Jugadores del Liverpool Lazar Markovic, Emre Can y Steven Gerrard piden la sanción de una mano de Diego Costa.

/ Foto Por EFE

Por Por Juan Valiente*

2015-01-20 5:00:00

Las participaciones de representantes del FMLN en debates televisivos te deja la impresión que vivimos en el país de las maravillas. Por supuesto que mi interés no es generar más polémica, pero si no logramos diagnosticar adecuadamente nuestra situación no vamos a salir adelante. En términos generales la democracia se ha fortalecido, aunque los ataques al poder judicial no ayudan a continuar dicho proceso. Fuera de ello podemos mencionar varios temas críticos: el país sigue creciendo muy poco, el impacto de la violencia y delincuencia es alto, el sistema de Salud no logra enfrentar los retos efectivamente, la educación sigue siendo mala y no recibe los fondos necesarios, y la desconfianza en el sector privado y los inversionistas crece en lugar de disminuir.

No es con cantos de sirena que lograremos salir adelante. No es poniendo a los niños a cantar, que tanto enternece, cómo enfrentaremos nuestros retos. No es con promesas vacías. No es con eslóganes de campañas. El país requiere que las fuerzas políticas en unión con las organizaciones representantes del resto de la sociedad nos pongamos de acuerdo. Por supuesto que tenemos visiones diferentes. Por supuesto que no estaremos de acuerdo en todo, pero si no dejamos de atacarnos y comenzamos a buscar los puntos en común no iremos a ningún lado.

El gobierno propone, en su tan esperado plan quinquenal, que El Salvador sea un país productivo, educado y seguro. Aunque tuviéramos que esperarlo seis meses, me alegró que hubiera plan, porque sobre lo escrito se puede dialogar y negociar. Me alegró, porque para hacerlo productivo no hay otra manera que trabajar de la mano con el sector privado y los inversionistas nacionales y extranjeros. Sin embargo, días después actúan contrariamente a este espíritu. Siguen creyendo que sólo a base de impuestos se solucionan los problemas de flujo y de déficit fiscal. Ahora es el turno del café. Todavía no terminan de entender la dinámica económica.

Y el problema es que, como todo, la economía no es estática. Desde el año pasado, se viene anunciando que durante este año comenzará a consolidarse una transición importante en el modelo económico capitalista llamado el capitalismo inclusivo. En las últimas décadas, pero especialmente después de la crisis de las hipotecas “subprime”, el capitalismo se ha visto ensombrecido por excesos. Excesos en los salarios de unos pocos. Excesos en los riesgos financieros y en el apalancamiento. Excesos en quiénes pagan los platos rotos. Excesos que destruyeron empleos y productividad. Excesos que destruyeron la confianza en el mercado y por supuesto en los liderazgos.

El capitalismo inclusivo debe garantizar que las reglas del juego se apliquen a todos por igual. Finalmente nos hemos dado cuenta del riesgo en el que caemos cuando favorecemos indebidamente a un sector y coartamos la competencia. Un capitalismo inclusivo debe favorecer a la mayoría y no a una minoría. El capitalismo inclusivo debe compartir los beneficios del desarrollo, ser más eficaz y ciertamente sostenible. Se espera mayor integridad en el sistema financiero y en general en todos los sectores.

Todas las personas deben desarrollar su potencialidad y aprovechar las oportunidades y beneficios de una economía de mercado en un ambiente de confianza. En el capitalismo inclusivo es crítico que haya mayor inclusión en los beneficios del desarrollo. Y todo este replanteamiento es bueno y oportuno para El Salvador. Será necesario que nuestros gobernantes comprendan la importancia de abrazar este nuevo sabor del capitalismo y de alinear los planes en conjunto con el sector privado.

De nada sirve seguir pregonando que unidos vamos a crecer, si no buscamos efectividad en la construcción de la unidad. De nada sirve seguir vendiendo el sueño que el gobierno propone la unidad, cuando en la práctica se utiliza el descrédito, las medidas inconsultas, la campaña sucia y las medias verdades. Sólo hay una forma de avanzar y es todos juntos. Y lo podemos hacer si promovemos el diálogo serio y responsable. No perdamos las esperanzas. Todavía hay posibilidades.

*Colaborador de El Diario de Hoy.