Del “cambio” y del desplome

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El delantero jamaicano de ??guila espera llegar a la final y de una vez por todas poder ser campeón. Foto EDH

Por Por Eduardo Torres*

2014-12-09 5:00:00

La elección especial de este sábado en el Estado de Louisiana, necesaria porque ningún candidato obtuvo la mitad más uno de los votos en la elección del 4 de noviembre, terminó de conformar el Senado de los Estados Unidos: 54 a 46 a favor de los republicanos, a partir del próximo enero. La incógnita durante todo el año, de cara a las elecciones de “mitad de período”, era si la oposición republicana llegaría a controlar ambas Cámaras del Congreso, ya que se daba como un hecho el que retendrían la Casa de Representantes. Para ganar el Senado necesitaban 6 de los escaños en juego y mantener los propios; al final ganaron 9.

La oposición republicana amplió, a la vez, su mayoría en la Cámara de Representantes y ganó más gobernadores. Obama, Obama, Obama, fue el planteamiento central de la campaña de los republicanos. Lejos quedó el “change (cambio)”, y el “move forward (dale al play)” con que en 2008 ganó Barack Obama la presidencia de los Estados Unidos, siendo reelecto cuatro años más tarde. La reforma de salud (“Obamacare”) y el tema migratorio; Siria, Ucrania y el Estado Islámico (ISIS), en política externa, arrasaron con la popularidad del inquilino de la Casa Blanca.

La oleada de optimismo que provocó “el cambio” en los Estados Unidos se cumplió con el primer afroamericano en la oficina más poderosa del planeta. Además de que la palabra “cambio”, cuando se emplea para vender esperanza, se vuelve un activo muy importante en la campaña. Acá en nuestro país, eso fue lo que vendió ARENA en 1989 cuando derrotó a la Democracia Cristiana, y del término que se apropió el FMLN en 2009 cuando derrotó a ARENA. Impulsado acá, aunque sea en mínima parte, por el sentimiento que impulsó Obama. Hoy, tanto aquí como allá, el “cambio” se desvanece.

Mucho le está afectando al proyecto político de “el cambio (criollo)” en el poder el desplome de los precios del petróleo. Observando el naufragio que ya traía Venezuela, pues imagino que sus más fervientes seguidores habrán sido advertidos de que se acababa el almuerzo que era casi gratis. Seguro que les habrán anticipado que se agudizaban las precariedades y que el sustento de la “revolución bolivariana”, los petrodólares, iban a dejar de estar disponibles. Pero lo que les ha pasado en los últimos meses con semejante caída, atrapa a Venezuela en una crisis sin aparente salida.

Para quienes en el proyecto político en el poder se mantuvieron fríos o escépticos ante el “Socialismo del Siglo XXI”, quizá haya ahora oportunidad para el fortalecimiento de convicciones democráticas –y de sensatez– ya que los petrodólares distorsionaban artificialmente la política en la región; el hecho que los viajes de los más altos funcionarios gubernamentales sean hacia el Norte y no hacia el Sur tampoco deberá implicar que han dejado de creer en lo que siempre creyeron, es tan sólo asunto de aceptación de la realidad.

Las investigaciones de opinión pública concuerdan en que nuestro país va mal, que la ciudadanía percibe que sigue empeorando la escalada criminal, que todo está caro y que a la gente no le alcanza para lo básico, que no hay puestos de trabajo, que El Salvador no le ofrece oportunidades a sus hijos. El asunto no es ideológico, es desesperanza la que envuelve a la gente ya que al proyectarse y peor aún, proyectar el futuro de sus hijos, la percepción mayoritaria es que el país no se les ofrece presente.

Ojalá el desvanecimiento de ese tipo de “cambio” que nos vendieron y el desplome de la distorsión política en la región nos permitan recuperar la esperanza y la fe en que sí podemos y debemos sacar adelante a nuestro país.

*Director Editorial

de EL DIARIO DE HOY.