Los intereses del FMLN y los del pueblo

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Héctor Ramos cabecea el balón durante el entrenamiento de Metapán.

/ Foto Por Marlon Hernández

Por Por Manuel Hinds*

2014-12-04 5:00:00

La caída de los precios del petróleo ha puesto en evidencia, si más evidencia fuera necesaria, la contraposición de intereses que hay entre el gobierno del FMLN y la ciudadanía, una contraposición de la que el pueblo debe estar muy consciente.

Por supuesto, está la contraposición fundamental: para establecer un régimen como el venezolano o el cubano, con el poder total en sus manos, que es lo que quiere el FMLN, necesita tener un pueblo sumiso, para lo cual tiene que ser pobre. De allí que al FMLN no le moleste destrozar la economía salvadoreña, lo cual va en contra de los intereses del pueblo.

Esta actitud hacia los ingresos del país, sin embargo, se combina con otra opuesta con respecto a los ingresos del gobierno mismo y del partido: estos ingresos hay que multiplicarlos para tener dinero para mil cosas que beneficiarían al partido y sus miembros. Antes de subir al poder en esta segunda vez, los líderes del partido habían identificado tres fuentes de recursos que les permitían tener un gobierno de abundancia en medio de un país empobrecido.

La primera de estas fuentes era Petrocaribe, que le vendería al país el petróleo carísimo, para luego darle ciertas condiciones de pago favorables al gobierno y al FMLN, no al país. El gobierno vendería los combustibles al pueblo al rabioso contado pero, de lo que le entrara, pagaría a Venezuela sólo la mitad en efectivo mientras que la otra mitad se iría a 20 años plazo a tasas bien bajas de interés. Eso le extraería mucho dinero al pueblo para pasárselo al gobierno del FMLN. Se lo extraería porque el pueblo pagaría la deuda generada. Al hacerlo, volvería a pagar otra vez la mitad del costo de sus combustibles: una vez en la bomba, o en la cuenta de la electricidad, y otra vez al pagarle la cuenta a Venezuela.

La segunda de estas fuentes eran las pensiones. El gobierno quiere apropiarse de los enormes recursos ya ahorrados por los futuros pensionados (cerca de 10 mil millones de dólares) más los cientos de millones que entran cada año al sistema. Esta fuente funcionaría igual. El gobierno del FMLN se gastaría todo este dinero y dejaría a las pensiones sin reservas para que el mismo pueblo tenga que volverlas a pagar (ya las está pagando con sus contribuciones, y después tendría que pagarlas otra vez con los impuestos que habría que aumentar para pagarlas).

La tercera fuente es seguir tomando dinero prestado de los mercados internacionales, una fuente a la que todavía le sacan raja pero que, por el abuso, se va a ir agotando poco a poco.

Estaban felices con estos tesoros que se habían encontrado. Pero ahora resulta que con la caída de los precios del petróleo a casi la mitad, la otra mitad, que antes hubiera tenido el pueblo que pagar como deuda, ahora no la tiene que pagar. Este camino está cerrado.

El gobierno parece todavía tener la esperanza de poder quitarle a los ciudadanos los ahorros de sus pensiones, pero ya se ha dado cuenta de que hay una oposición cerrada a que lo haga por parte de ahorrantes, sindicatos y empresas. Es otro caso en el que la ciudadanía se ha dado cuenta de que el FMLN tiene intereses contrapuestos a los del pueblo mismo. No quiere que le roben sus ahorros para sus pensiones.

Va quedando los préstamos en los mercados internacionales. Pero parece ya bien claro que el FMLN no podrá tener mayoría calificada en las elecciones de la Asamblea. Ya no podrá aprobar préstamos como si fuera a ordenar el café de la tarde.

¡Qué tristeza la del FMLN! ¡Tantos sueños perdidos! Todos los carros, las recepciones, los viajes…¡Todo lo que hubieran podido gozar de tanto dinero!

¡Y por el otro lado, la alegría del pueblo de tener más dinero por ya no tener que volver a pagar la mitad de su gasolina una segunda vez para que el FMLN se quedara con ella!

Venezuela llora, el gobierno llora, el FMLN llora…pero el pueblo se regocija. De esto tiene que darse cuenta el pueblo. Los intereses están contrapuestos.

*Máster en Economía,

Northwestern University.

Columnista de El Diario de Hoy.