Hace 25 años cayó el Muro de Berlín: Triunfo de la sociedad civil sobre la dictadura socialista

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Foto Por edhdep

Por Por Heinrich Haupt** Embajador de Alemania.

2014-11-08 5:00:00

La caída del Muro de Berlín la noche memorable del 9 de noviembre de 1989 conmocionó al mundo entero. Este evento histórico causó mucha ansiedad y dudas, ya que durante casi 30 años el Muro de Berlín, como parte simbólica de la Cortina de Hierro que dividía toda Europa, fue considerado como garante de la estabilidad entre los dos bloques de la guerra fría: el “Este comunista” y el “Oeste capitalista”.

Hoy sabemos que tal “estabilidad” entre los bloques fue una falacia. No pudo perdurar porque constituía una permanente violación de los derechos e intereses de gran parte del continente europeo. Estaba basada sobre el férreo control ejercido por la fuerza militar y el partido comunista de la entonces Unión Soviética sobre sus estados satélites de Europa central y oriental, incluida Alemania del Este.

En este contexto, Alemania Oriental fue sometida a los preceptos del socialismo soviético:

– El partido oficial “socialista-unificado alemán” (“SED” por sus siglas en alemán) mantenía un control absoluto sobre el sistema político, económico, social y cultural de la llamada “Alemania democrática”;

– se apoderó de todas las instituciones claves del Estado: del gobierno, del Parlamento y del sistema judicial, ignorando el principio democrático de la separación de poderes y del Estado de Derecho, falsificando sistemáticamente las elecciones;

– el régimen, a través de su infame servicio secreto, la omnipresente “Stasi”, controlaba la vida privada y profesional de sus ciudadanos, irrumpiendo en casi todas las esferas de la vida humana, asesinando a quienes intentaban salir del país, llenando los cárceles con prisioneros políticos, indoctrinando a la juventud, separando innumerables familias, suprimiendo la libertad de expresión y los demás derechos humanos y libertades ciudadanas;

– en su pretensión de fungir como “Estado de los campesinos, obreros y trabajadores”, expropiaba gran parte del agro y de la empresa privada, impuso un sistema desastroso de “planificación estatal”, y manipulaba los llamados “sindicatos libres” en función de los intereses del Partido;

– sus promesas de “bienestar social para todos” fueron imposibles de cumplir después de haberse destruido las fuerzas productivas del país. Las pocas prestaciones de consumo fueron insostenibles, por financiarse con excesivos préstamos, aunque la clase dirigente gozaba de privilegios y comodidades ajenas para el pueblo.

Durante todos sus 40 años de existencia, el sistema autoritario del “primer Estado socialista en tierras alemanas”, fue rechazado por sus propios ciudadanos: En junio de 1953, los obreros de todo el país se sublevaron contra sus opresores, muchos pagando con su vida. Los tanques soviéticos aplastaron esta primera rebelión ciudadana en un país satélite. Durante estos años, hasta un millón de ciudadanos emigraron de Alemania Oriental hacia occidente, dejando un gran vacío humano y económico. Para salvarse, el régimen de Berlín-Este reaccionó, el 13 de agosto de 1961, con la construcción del Muro y el cierre total de todas las fronteras. A partir de esta fecha, los 16 millones de habitantes quedaron prácticamente encarcelados en su propio país. Más de 1000 ciudadanos murieron víctimas de las balas de los guardias fronterizos, en el intento de traspasar el Muro de Berlín o la línea de demarcación inter-alemana. Unas 71,000 personas fueron encarceladas por el intento de fuga. Hasta la década de los ochenta, a pesar de la omnipotencia del partido oficial SED y de su aparato represivo, la estricta censura, y la economía nacionalizada, la gran mayoría no tenía otra opción que la de adaptarse al sistema. Las pérdidas de productividad como consecuencia del centralismo y la economía planificada obligaron al régimen del SED a concertar más y mayores empréstitos en Occidente. La población fue reconociendo que el objetivo oficial del partido de “sobrepasar a Occidente en cuanto a desarrollo económico y social” se quedaría en mera ficción. El sistemático espionaje dirigido contra todo el pueblo y el permanente bombardeo propagandístico provocaron sobre todo en la generación joven un creciente distanciamiento frente al aparato del poder. Crecieron las demandas de autodeterminación y participación, de libertad individual y de mejora del nivel de vida. Los vientos del cambio desde la Moscú de Mihail Gorbachev animaron a los activistas de Alemania Oriental y los otros países detrás de la Cortina de Hierro.

En consecuencia surgieron varios grupos de acción por parte de la sociedad civil en Leipzig, Berlín- Este y muchos otros lugares: Todos exigiendo el fin de la dictadura, el respeto de las libertades ciudadanas y una apertura de las fronteras. Algunos movimientos ciudadanos optaron por una reforma interna democrática del “sistema socialista”, otros se pronunciaron a favor de unificarse a Alemania Occidental con su Estado de Derecho, su exitoso modelo económico y su política de integración europea. Al final, el día 9 de noviembre de 1989, la sociedad civil de Alemania Oriental logró la apertura del Muro. Luego, el día 18 de marzo de 1990, en las primeras elecciones limpias y democráticas del país, se pronunciaron claramente en favor de la re-unificación con Alemania Occidental, lo que se realizó el día 3 de octubre de 1990, dentro de un marco político y jurídico consensuado con todos los países vecinos de Alemania y demás países amigos.

Aparte de los alemanes del Este, los otros ciudadanos europeos liberados del flagelo socialista igualmente optaron por el proyecto democrático occidental; luego se incorporaron a la Unión Europea que les trajo libertad, democracia y bienestar social, gracias a sistemas políticos y económicos justos y eficaces, garantes de un bienestar común sostenible.

Hoy, Alemania –país cofundador de la Unión Europea que actualmente cuenta 28 estados miembros que forman un mercado unificado de 500 millones de habitantes casi sin controles fronterizos– coopera a nivel global, incluso con nuestros socios salvadoreños y centroamericanos, en un esfuerzo común para conseguir un bienestar sostenible basado en el Estado de Derecho y seguridad ciudadana y jurídica, la competitividad, la eficacia, la responsabilidad fiscal y una empresa y sociedad privada con ética social.

En este día del 25º aniversario de la caída del Muro de Berlín, que para los jóvenes de hoy es un hecho remoto histórico, no olvidemos que el rechazo popular del socialismo autoritario no es sólo un hecho del pasado. Hoy día lo viven los jóvenes en Hong Kong que se están lanzando a las calles para exigir sus derechos democráticos. El rechazo popular al socialismo en el Siglo XXI, como en el Siglo XX, demuestra que es un sistema obsoleto, tanto en Asia como en Europa y también en América.