El voto cruzado y la disciplina partidaria

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elsalvador.com

Por Por Luis Mario Rodríguez R.*

2014-11-08 6:01:00

Con el voto cruzado se cierra un ciclo de reformas electorales que indudablemente impactarán en el sistema electoral y posiblemente en el sistema de partidos. La Sala de lo Constitucional decidió que las listas abiertas, que conllevan forzosamente un nuevo mecanismo de votación, se implementen a partir de las elecciones de 2015.

Como consecuencia del fallo, la Asamblea debe aprobar prontamente el método que aplicará el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para calcular cuántos escaños (diputados) obtendrá cada partido. La asignación de ese curul no representa mayor problema: accede al cargo el candidato que, al interior de su partido, haya obtenido un mayor número de marcas. Una situación particular se presenta con los candidatos independientes que, a diferencia de los partidos políticos, no integran planilla alguna.

Por su parte el TSE está obligado a capacitar a los integrantes de las Juntas Electorales Departamentales y de las Juntas Receptoras de Votos. Mientras no se defina el ordenamiento legal aplicable, la autoridad electoral no podrá elaborar los instructivos para orientar a los miembros de aquellas entidades. El organismo electoral también debe desplegar campañas de educación dirigidas a los electores explicando las distintas maneras de votar. Este último aspecto es crucial para evitar un incremento en la cantidad de votos nulos. Ciertamente el voto cruzado amplia la capacidad de opción del votante. Le permite elegir candidatos a diputados de entre distintos partidos y apoyar, si así lo prefiere, también a candidatos no partidarios. Sin embargo, las listas abiertas complejizan el ejercicio del sufragio para los ciudadanos. Por esta razón es tan importante que se explique de manera muy sencilla las alternativas que tendrán al momento de enfrentarse a la papeleta el día de la elección.

Si profundizamos en el análisis, la nueva forma de la candidatura en El Salvador probablemente privilegie a los partidos cuyos militantes son más disciplinados. Ciertamente el elector podrá votar por candidatos de diferentes partidos. Sin embargo, de acuerdo a la resolución de la Sala, también lo puede hacer por la bandera del partido o coalición de su preferencia, lo cual, dice el fallo, “se traduce en una aceptación de la totalidad de los candidatos propuestos por dicho partido o coalición”. Presumiendo que el modelo aplicable fuera el hondureño, en donde también las listas son abiertas y el voto es cruzado, el cálculo para determinar cuántos escaños gana cada fuerza política se hará sobre el total de marcas obtenidas por los candidatos de todos los partidos en una circunscripción electoral determinada.

Esto significa que los institutos políticos que logren persuadir a sus partidarios para que marquen la bandera y renuncien a cruzar el voto, se beneficiarán de inmediato con un número mayor de marcas equivalente a los diputados asignados a ese departamento. Si el caso en estudio fuera el de San Salvador, cuando el elector prefiera votar por la bandera, le otorgará de inmediato veinticuatro marcas a ese partido. Mientras tanto, los electores que prefieran combinar su voto, le aportarán cierto número de marcas a su partido y el resto lo distribuirán entre aspirantes a diputados de otras agrupaciones políticas, de tal forma que, si bien harán uso de la libertad para votar establecida en la sentencia, afectarán al partido de su preferencia que obtendría un menor número de marcas en esa circunscripción y, por tanto, es probable que resulte con menos diputados en la Asamblea Legislativa.

Los efectos de una reforma de esta magnitud deberían privilegiar la modernización de los partidos debido a que los ciudadanos exigirán diputados con más preparación, honestos y responsables, que cumplan las promesas incluidas en sus plataformas legislativas. Sin embargo, el fenómeno de los “efectos no queridos” se presenta cuando no se elabora un diagnóstico integral del funcionamiento del sistema electoral. Los expertos señalan que el voto cruzado desplegaría todas sus ventajas si el sistema de representación fuera combinado, entre proporcional y mayoritario, de tal forma que habrían algunas circunscripciones con más de dos disputados y otras con un tan solo legislador. La revisión de la fórmula electoral es otro de los elementos que podría evitar que la disciplina de los militantes de un partido degenere la finalidad última que se persigue con el voto cruzado. La solución ideal para impedir ese problema es que la mayoría de los ciudadanos combinen su voto y renuncie a la fidelidad partidaria.

La apertura de las listas es un buen instrumento para estrechar el vínculo entre electores y elegidos. Quienes lo impulsaron actuaron pensando en mejorar la actuación de los partidos políticos. Sin embargo, su aplicación apresurada, sin el estudio reposado del efecto que causa la combinación y la reforma de los diferentes elementos del sistema electoral, puede provocar escenarios que compliquen la gobernabilidad, la representatividad y la proporcionalidad misma del sistema.

* Columnista de El Diario de Hoy.