Cifras amañadas. Datos silenciados

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Frank Velásquez, de El Salvador recibe el trofeo de máximo goleador de la copa UNCAF con 8 goles

/ Foto Por Douglas Urquilla

Por Por Luis Fernández Cuervo*

2014-11-16 5:00:00

Me intriga el “misterioso” cambio climático. Y me huele mal la insistencia dogmática en que el CO2 de origen humano es el asesino de esta novela policiaca, insistencia acompañada de amenazas, incluso de muerte, para los expertos que se niegan a creerlo. Dogmas y herejes. ¿Estamos ante un suceso científico, o ante una fanática y agresiva religión laica?

Ustedes piensen lo que quieran. Yo les voy a exponer algunos datos –tengo muchos más– y ustedes saquen sus conclusiones. Se sabe desde hace siglos que la actividad solar es el principal agente para los cambios de la temperatura terrestre. Curiosamente los partidarios del calentamiento global nunca hablan de cómo es la actividad solar actual. Durante la Edad Media las temperaturas fueron más altas que ahora. Groenlandia (Greenland = país verde) fue cultivable. El mayor agente de efecto invernadero es el H2O, no el CO2. El dióxido de carbono no es un agente contaminante. Decir lo contrario es una barbaridad.

La actividad volcánica emite más CO2 y otros gases –que esos sí son contaminan- tes– que todo el producido por la actividad humana. Todos se alegran de que los bosques lancen oxígeno a la atmósfera pero debemos recordar que de noche todo el mundo vegetal emite CO2. ¿Pretenden afirmar que el volumen de CO2 de origen humano lanzado a la atmósfera es mayor que el que expulsan las selvas amazónicas de noche? ¿Y si añadimos el de los grandes bosques escandinavos, Rusia y Asia..? Pero también cualquier vegetación, incluyendo la hierba. Es un hecho experimentado que si primero se calienta la tierra, después aumenta la cantidad de CO2. Y con más CO2 hay mayor crecimiento vegetal.

Cuando comenzaron las acusaciones contra un inocente CO2, la TV británica emitió las opiniones contrarias de verdaderos y acreditados expertos del clima. Sus declaraciones pueden verse en YouTube bajo el título de “El gran fraude del calentamiento global”.

La génesis y desarrollo de este mito alarmista muestra aspectos interesantes pero turbios. La historia comienza cuando Margaret Thacher era primer ministro de Inglaterra. Tenía serios problemas con sindicatos obreros del carbón y el petróleo. Svante Arrhenius, científico sueco (1859-1927) había sugerido la hipótesis de que a lo mejor el CO2 de origen humano podía estar elevando la temperatura terrestre. Thacher dijo: investiguen; hay dinero para eso. Y pronto se formó el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático). Si se hubiera descubierto que la hipótesis del escandinavo no era verdad ¡se habría acabado ese dinero!

Así que pronto el IPCC proclamó a los cuatro vientos que las temperaturas terrestres habían sufrido un brusco ascenso desde el comienzo del Siglo XX. Icono de estos trabajos fue “el palo de hockey”, una gráfica con una larga línea horizontal de temperaturas de los siglos anteriores y su brusca elevación en ángulo recto desde 1940 (la parte gruesa en ese palo para pegarle a la pelota). Pronto se descubrió que esa grafica y una serie de cifras eran falsas. El palo de hockey fue apaleado.

En recuerdo del Watergate fue bautizado todo el montaje como el Climagate. Uno de los responsables del fraude en gráficas y cifras tuvo que dimitir. Pero el IPCC siguió dando informes alarmantes en 1992, 1996, 2001, etc. La reunión en Copenhague (7-18 diciembre 2009) no llegó a ninguna conclusión. En 1998 se había redactado el Protocolo de Kyoto, que fue suscrito en el 2001 por 186 países para comprometerse a reducir las emisiones de CO2. Curiosamente ni USA, ni China –los mayores contaminantes– ni Australia obedecen a ese Protocolo. ¿No creen en el mito?

Mientras tanto Al Gore había fijado un día “de no retorno”. Si antes de ese día no se actuaba contra el calentamiento global, la catástrofe ya era irremediable. Después ha habido más días de “no retorno” y la catástrofe profetizada no ha ocurrido. Pero en cambio cada vez hay más gente que vive de esta estafa alarmista y, por cierto, muy bien remunerados.

*Dr. en Medicina.

Columnista de El Diario de Hoy.

luchofcuervo@gmail.com