El Salvador no tiene la culpa

descripción de la imagen
Foto Por edhdep

Por Por Guillermo Guido*

2014-10-16 5:00:00

Imagínese que usted va de viaje transportándose en avión, cuando de repente se entera que la nave tiene serias fallas en los motores y que el piloto es un completo ignorante que no sabe nada de aeronáutica y el copiloto es un loco terrorista que insiste en que tienen que estrellar la nave… a quién culparía usted de la gran zozobra que vive, ¿al avión o a quienes la pilotean? Definitivamente que la nave no tiene nada qué ver con el problema, la responsabilidad es de quienes la conducen.

Esto es lo mismo que sucede con nuestra querida Patria.

De un tiempo para acá y ante la deplorable situación a la que han llevado al país los “cacareados” cambios impuestos por el FMLN, hemos escuchado a mucha gente referirse a nuestro país, como “este paisito”. Otras personas que han sido más golpeadas por la delincuencia, por la crisis económica, por la perdida de su trabajo o por haber tenido que cerrar su pequeño negocio por las ventas bajas y por el acoso de los pandilleros y del Ministerio de Hacienda, llegan a expresarse con más dureza y con frases fuertes que no podemos repetir; advirtiendo además, que sólo esperan una oportunidad para emigrar y largarse a otro país, con lo cual El Salvador está perdiendo una buena generación de trabajadores, profesionales y futuros contribuyentes del país.

¿Por qué entonces, no señalamos a los verdaderos causantes de esta dramática situación que vivimos todos los salvadoreños?

Los calificativos y epítetos que se dan al país no sólo son despectivos, son también ofensivos, humillantes y ridiculizantes. Entonces cualquiera se puede preguntar ¿y qué culpa tiene El Salvador? La respuesta es NINGUNA y lo que con justicia debe hacerse es señalar con nombre y apellido a los verdaderos causantes de esta complicada situación en que vivimos.

La Patria es algo sagrado que se encuentra en todo aquello que amamos: nuestra tierra, nuestra ciudad, nuestro pueblo o colonia en la cual nacimos, la escuela o colegio en donde estudiamos, las calles, parques y canchas que recorrimos tantas veces, el Himno Nacional que cantamos con fervor desde pequeños, nuestra bandera, nuestro cielo, nuestros paisajes, nuestra iglesia, nuestras costumbres, nuestras comidas y sobre todo, nuestro conocimiento y fe en Dios, nuestras familia y los antepasados de quienes descendemos.

No podemos confundirnos con los malos hijos de la Patria que se han encargado de acosarla, de hostigarla y destruirla desde los días que, como movimiento subversivo guerrillero se dedicaron a atacarla, destruyendo puentes, carreteras, cultivos, infraestructura eléctrica, el hato ganadero, poblados, caseríos y miles de salvadoreños civiles e inocentes. Estas personas comenzaron a trabajar en la clandestinidad desde 1960, socavando la paz y el orden institucional del país por medio de la infiltración y creación de sindicatos y grupos “revolucionarios” que comenzaron a difundir un odio de clases que jamás había existido antes y de alienar la mente de niños y estudiantes para lanzarlos a una lucha armada y a una muerte segura.

Así llegamos al día en que el petulante presidente anterior salió como candidato del FMLN ofreciendo cambios que harían del país un lugar mejor para vivir. Y entonces vino la debacle. Ha quedado plenamente demostrado que los señores ex guerrilleros no tienen conocimientos ni capacidad alguna para planear, crear o construir absolutamente nada. Al país lo han reducido a los peores niveles de desarrollo, de educación, de salud, de obras públicas y de productividad agrícola e industrial. Para colmo tampoco han funcionado para defender la soberanía nacional, ya que el Ministro de Defensa declaró públicamente que no tenemos capacidad militar para responder al ataque de un país vecino y el flamante vicepresidente actual, dijo que no le interesa hablar sobre la toma de la isla Conejo porque “ni conejos habían allí”.

Por eso hay que reflexionar bien cuando vayamos a referirnos al país. Nuestra Patria, nuestro querido El Salvador, no tiene culpa de la frustración e indignación que sintamos; la culpa es de los líderes y miembros del FMLN que nos llevan hacia el socialismo y hacia la catástrofe total, para seguir gobernando a un país de gente pobre, hambrienta y sometida.

*Colaborador de El Diario de Hoy.