Gol del electorado

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Un hombre permanece en un área del sótano, esta zona será usada por Centros Penales. Fotos EDH / Mauricio Cáceres.

Por Por Cristina López G.*

2014-10-04 6:00:00

Tan acostumbrado está el abnegado electorado salvadoreño a que sus políticos pasen por encima de nuestra voluntad, que cuando se da la rara ocasión de un triunfo para la institucionalidad, la reacción inmediata tiende a ser desconfianza: en el medio de comunicación que quizás equivocó la noticia, o incluso, de la propia lectura comprensiva. Sin embargo, por primera vez el electorado tiene un aliado en la cancha, con una Sala de lo Constitucional que ha salido de manera consistente en defensa de la institucionalidad. ¿El último golazo a favor del electorado? La resolución que declara como inconstitucional el transfuguismo, por vulnerar varios derechos del elector.

Lo de la consistencia en la defensa de la institucionalidad se agradece, pues no es una planta que se da bien en el jardín de la política salvadoreña. Hace algunas legislaturas, en 2005, era el partido cuya diputada Lorena Peña ve en la Sala de lo Constitucional cualidades de comedia (pues afirmó vía Twitter su inconformidad con la más reciente sentencia, diciendo que la Sala “le da chiste”) el que proponía una reforma a la Constitución que prohibiera el transfuguismo. No en defensa del electorado, valga la aclaración, sino para blindar la verticalidad dentro de los partidos políticos y la adhesión a la cúpula partidaria. Para no ser menos en el festival de inconsistencias, cabe recordar que en ese momento era ARENA quien defendía el derecho de los diputados a disentir.

Berrinches e inconsistencias aparte, la resolución de la Sala es un enorme siguiente paso hacia un sistema electoral con mecanismos que permitan elegir diputados más comprometidos con el elector que con la cúpula partidista o fracción legislativa. El elector termina siendo víctima de promesas que no se cumplen al elegir diputados que terminan votando de manera diferente a lo que ofrecieron al pedir el voto. En este sentido, en este mismo espacio el 21 de julio de 2010 hablé –inspirada en la Defensoría del Consumidor– de lo útil que sería una hipotética defensoría del elector: “…el consumidor hace una elección en la que entran en juego diferentes variables como precio, calidad, prestigio de la marca, etcétera. Se informa y escoge el producto que, entre un rango de posibilidades, mejor llena los criterios subjetivos que determinaron su elección. Habrá satisfacción siempre y cuando, el producto resulte ser lo que decía ser: es decir, nadie que haya comprado una licuadora estará a gusto si al cabo de unos meses, se convierte en piedra de moler (…) Desgraciadamente, en nuestra democracia salvadoreña, el consumidor nunca sabe en qué se va a convertir su voto después de un tiempo”.

Algo se avanzó hacia la construcción de un mayor compromiso para con el electorado a través del voto por cara, hay ahora más incentivos para exigirle cuentas de manera individual a los diputados. El siguiente paso, si realmente se quiere construir el contexto para fortalecer una representación democrática real, está a nuestro alcance con la instauración de un sistema electoral de voto cruzado, que permita votar por diputados de diferentes partidos, obligándolos a hacer campañas de propuestas concretas y no a refugiarse tras la cómoda plancha partidista. Esto permitiría hacer desde afuera la renovación que a los partidos tanto les cuesta hacer desde adentro. ¿Será que con esto nos da otra ayudita la Sala de lo Constitucional?

*Lic. en Derecho con maestría en Políticas Públicas de Georgetown University.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg