Nuestra gran oportunidad

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Tráfico vial complicado en la entrada a San Miguel por trabajos del Fovial

Por Por Eduardo Torres*

2014-09-29 5:00:00

La cantidad de turistas chinos que desde hace años se observa recorriendo los cascos históricos de las principales ciudades europeas es producto de la política de liberalización económica por la que apostó en su país la cúpula gobernante; las protestas que en la actualidad están realizándose en China, específicamente en Hong Kong y exigiendo libertad política en la nación más poblada del mundo, son congruentes con los resultados obtenidos con la libertad económica. El régimen de Xi Jinping le niega a sus ciudadanos el goce de las demás libertades cuando China es ahora la segunda economía en el mundo como resultado de su decisión hace algunas décadas de sustituir la economía “centralmente planificada” por el libre mercado.

Al final, cabe esperarse, la libertad económica lleva a la libertad política, como sucedió en Chile durante el gobierno de Pinochet, e igualmente la libertad política potencia la libertad económica, como se puede observar en las veinte naciones más industrializadas del planeta. Porque la libertad es al final un concepto indisoluble. Por ello colapsó el “Socialismo Real” promovido por la extinta Unión Soviética y por ello está colapsando estrepitosamente el otrora cacareado “Socialismo del Siglo XXI”: por atentar contra las libertades básicas del ser humano, por querer camarillas de iluminados, generalmente corruptos, dirigir la vida de sus conciudadanos desde el Estado y restringir el goce de sus libertades.

En el contexto de la guerra global contra el terrorismo, redoblan sus esfuerzos los servicios de inteligencia europeos —ya no digamos los estadounidenses— por bloquear las redes de apoyo financiero a organizaciones como el Estado Islámico, o parar el reclutamiento de ciudadanos occidentales, tras descubrirse que británicos, franceses, españoles, entre otros, han venido convirtiéndose en “células durmientes” de organizaciones terroristas en ciudades de Europa y Estados Unidos. El mundo sigue siendo mundo, y tras tres años del retiro de las tropas estadounidenses en Irak, la Administración Obama en coalición con los Aliados se ve obligada a endurecer su posición contra el terrorismo.

En este escenario, ¿qué opciones tiene un país como el nuestro, cuando sólo el drama humano de los niños migrantes del Triángulo Norte hacia los Estados Unidos nos puso de nuevo durante lo más álgido de la crisis en el radar noticioso internacional?

Pues intentar manejarnos de forma pragmática, lo cual por sobre todo significa sensatez, aceptando las realidades del mundo. La firma este día de Fomilenio II, hay que decirlo, significa la gran oportunidad, la única que en este momento tenemos. En primer lugar porque a cuatro meses de iniciado el segundo gobierno del FMLN no se conoce otro proyecto como el “Compacto II” que pueda generar trabajo a corto plazo, en una de las zonas más deprimidas del país; generación de trabajo que posibilite el desarrollo de nuestra zona costera, que le levante el nivel de vida a la gente y que nos permita estar en el mapa internacional de los tour-operadores, con buenas carreteras e infraestructura hacia nuestras playas.

En segundo lugar, porque no existiendo eso de “almuerzo gratis en la vida”, los desembolsos durante los próximos años serán hechos por partes, bajo un estricto seguimiento del transparente manejo de los fondos, con cláusulas de convivencia democrática y de libertad económica. El gobierno se ha comprometido a lo anterior y la presencia hoy del Presidente en la firma como testigo de honor, es el máximo compromiso que el gobierno puede ofrecer.

Ciertamente Fomilenio II no nos solucionará los agudos problemas que vivimos, como el de la inseguridad ciudadana —léase principalmente homicidios y extorsiones—, ni nos resolverá la aguda y asfixiante crisis económica. Pero nos dará rumbo, ya que al final es Estados Unidos —y no Venezuela, como tampoco Rusia o China— quien nos apoya como país, tratando de que aprendamos a pescar y no de que nos acostumbremos a que nos regalen pescado, basado todo en el marco de las libertades individuales y de la convivencia democrática, que es lo que en verdad funciona.

Continuemos entonces apoyando esta gran oportunidad que se nos presenta, cuya formalización será hoy.

*Director Editorial de EL DIARIO DE HOY.