Responsabilidades con liderazgo

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Carlos Ayala en su pasado con la UES. Foto EDH

Por Por Sergio Rodríguez ??vila*

2014-09-19 6:00:00

Hay una relación directa entre la cantidad de responsabilidades asignadas a una persona y el nivel de liderazgo que debe empeñar. Por eso que el presidente de un país es el líder más influyente, pues las responsabilidades que le corresponden son importantes para el presente y futuro de su pueblo.

Existe un tremendo problema cuando hay un desequilibrio entre el nivel de responsabilidad que pueda tener una persona y la capacidad de liderazgo que esta tenga para cumplir. Adicional a eso, en la política, uno espera siempre la mejor conducta de nuestros gobernantes, pues la calidad de responsabilidades que tienen exige una actitud ejemplar en su día a día.

Por ejemplo, el presidente Funes nunca entendió que al denigrar de manera tan rabiosa a su oponente, buscar dividir y sembrar tanto odio como lo hacía todos los días que pudiera, lo único que comprobaba es que no tenía el liderazgo correcto para desempeñar sus responsabilidades. Dicho de otra manera, la falta de liderazgo que tuvo como presidente hoy lo pagamos todos en forma de haber sido gobernados por un mal mandatario.

Analizando la actual situación política de nuestro país, en todos los partidos y diversos departamentos del Estado, es realmente preocupante ver actitudes que difieren tremendamente de las adecuadas para los líderes que deberíamos tener. Recordemos algunos ejemplos:

El presidente de la Asamblea Legislativa peleando con el fiscal general, el mismo “diputado presidente” insultando a los medios de comunicación y a todos aquellos que lo critiquen en las redes sociales; un magistrado del TSE insultando y peleándose con un partido político; diputados denigrándose mutuamente, entre otros. Uno pensaría que entre las decenas de problemas que tiene nuestro país, uno no debería ser que nuestros líderes puedan trabajar en equipo. Miremos otro ejemplo:

El actual alcalde de San Salvador, Norman Quijano, dijo hace unas semanas que su principal contrincante, el alcalde Nayib Bukele, estaba demasiado joven para gobernar la capital. Mal hecho, claramente, pero como respuesta a lo dicho, lastimosamente, para agregar leña al fuego, Bukele le contestó dedicándose a faltarle el respeto por el hecho que Quijano es de mayor edad y a promover que otros lo hagan (cuentas manejadas o influidas por el joven alcalde).

Como paréntesis, es importante recordar que ser joven no es un mérito en sí, es algo natural. Ser un joven preparado en cambio, sí es un mérito. Adicional a eso, tener amplia experiencia por el pasar de los años es muy importante, pero tampoco quiere decir que las nuevas generaciones no deben tener oportunidades para tomar las riendas. Lo que sí, es que nuestros mayores merecen un especial respeto de las nuevas generaciones, siempre.

Paradójicamente, el partido oficial está ocupando la figura de este “joven candidato” en forma de estrategia oculta con el fin último de distraer la atención durante las elecciones. Esto es porque el FMLN lleva como candidatos a diputados, en su mayoría, a la misma generación que no ha soltado las riendas en absoluto y que se caracteriza por su radicalismo ideológico. Es decir, lo opuesto que proyecta Bukele. Tendrán a todos pensando que el FMLN permite nuevas generaciones, cuando los puestos con mayor influencia, los diputados, indican lo opuesto.

Esperemos que en las próximas elecciones los salvadoreños sepamos elegir a los candidatos que consideremos puedan cumplir con las responsabilidades que los puestos a los que están corriendo requieren. El liderazgo que cada uno de ellos nos proyecte es sin lugar a duda uno de los factores que más nos deben influenciar en la decisión que cada uno de nosotros tome.

*Lic. en Economía.

Columnista de El Diario de Hoy.

twitter:@SergioTotoR