Urge armonizar las políticas públicas con el dinamismo de la productividad

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elsalvador.com

Por Por Enrique Valdés*

2014-09-10 5:00:00

El paquete de reformas tributarias impuestas por el segundo gobierno del FMLN a través de un madrugón legislativo, tiene a la vista efectos previsibles que en nada contribuirán al desarrollo de El Salvador, entre ellos podemos destacar el aumento general de precios, el cierre de algunas empresas y en consecuencia se incrementará el desempleo, se está estimulando el crecimiento de la economía informal, bajará el nivel de depósitos bancarios, caerá la inversión extranjera y local debido al clima de desconfianza y en general se reducirá el crecimiento económico nacional.

Si a este panorama de incertidumbre económica le agregamos la incertidumbre política que ha generado el cambio en el discurso del presidente de la República al pasar de convocar a un diálogo al sector empresarial a confrontarlo por las críticas hechas a su gestión y al paquete fiscal, el futuro de nuestro querido El Salvador no es nada halagador.

Si en verdad queremos una solución para nuestro país que se aparte del sesgo político y del ambiente preelectoral nos debemos plantear la siguiente interrogante:

¿Cómo podemos lograr el desarrollo de los pueblos? Cargándolos con más impuestos o creando políticas públicas sustentadas en acuerdos nacionales que permitan aumentar la producción y la productividad.

Un país colapsado, que sufre los embates de la delincuencia, que no dispone de las condiciones para estimular la inversión, con un Estado que debe $80 millones a sus proveedores, seguramente castigarlo con más impuestos, no es la mejor forma en la que podemos impulsar un desarrollo y un crecimiento sostenible.

El gobierno no logrará recaudar más fondos provenientes de incrementar los impuestos en una economía deprimida. Lo que debe hacer es impulsar políticas que faciliten la productividad para que estos impuestos se generen por sí mismos.

Cuando un país dispone de condiciones de seguridad y reglas claras que promuevan la inversión nacional y extranjera, seguramente se generarán más y mejores empleos, habrá crecimiento económico y se incrementará la recaudación.

Vemos un gobierno que en su afán de arremeter en contra de las grandes empresas, se olvida del daño que ocasiona a la micro y pequeña empresa que aportan a la economía nacional con el pago de impuestos. ¿Cuánto daño se les hace con el impuesto a las transferencias financieras?

Este importante sector productivo se verá afectado porque deberán pagar el impuesto, obligándolos a incrementar sus costos de operación y se podría pensar que trasladarán ese incremento al consumidor; pero ante una economía colapsada como la nuestra, es probable que no lo hagan y busquen sostener sus empresas con esta carga o se verán en la necesidad de cerrar operaciones.

¿De dónde recibirá impuestos el gobierno si estas empresas cierran? Estamos entonces ante una reforma fiscal que va en contra del principio de aumentar la productividad. Por otra parte, debemos recordar el aporte que este sector, particularmente los microempresarios han hecho al pasar a la formalidad y dejar huella fiscal al trabajar directamente con los bancos. Pero al no tener incentivos se verán obligados a no usar la banca y utilizar dinero en efectivo para que no quede registro de sus operaciones. Podemos estar entonces, ante un efecto inverso, en lugar de favorecer que el sector informal se legalice que este se incremente todavía más.

Es necesario construir juntos el gobierno, sectores políticos y empresariales, políticas que resuelvan la crisis financiera que enfrenta el Estado pero de una manera inteligente, incentivando la recaudación fiscal sobre la base de la productividad, en lugar de buscar impuestos sobre la base de una estructura colapsada.

La Asamblea Legislativa debe tener un papel importante y antes de aprobar reformas fiscales en madrugones debería estar dispuesta a contribuir y escuchar a todos los sectores para construir una propuesta que permita una armonía entre los empresarios como motor de la economía, la fuerza laboral que permite que ese motor funcione y el Estado que recupere los impuestos generados por el sector productivo.

De no armonizar las políticas públicas con el impulso de la economía, lo que tendremos son leyes trasnochadas y atropelladas probablemente según nuestro juicio hasta con vicios de inconstitucionalidad, como lo exponen demandas presentadas por varios ciudadanos ante la Corte Suprema de Justicia.

*Vicepresidente de la Asamblea Legislativa.