Respuestas sencillas a nuestras catástrofes provocadas

descripción de la imagen

Agentes de la Unidad del Mantenimiento del Orden, lanza gas pimienta a los aficionados del Alianza

/ Foto Por Douglas Urquilla

Por Por Evangelina del Pilar de Sol*

2014-08-03 6:00:00

Las catástrofes, sean naturales o provocadas, producen los mismos resultados en el ser humano: pobreza, desolación, dolor, muerte.

Catástrofes naturales son trágicas, como la actual sequía que provocará pérdidas incalculables a la agricultura, tan golpeada ya por la falta de incentivos del gobierno de Funes, que ha redundado en escasez de granos básicos, etc.

Pero El Salvador está sufriendo también tremendas catástrofes provocadas. Peores, porque afectan a la totalidad de ciudadanos, sin parecer por el momento haber solución. Las enumeraré empezando con la economía reprimida que –en efecto cascada– conduce a la pobreza, al éxodo en pos de mejorar, arrastrando a su vez al abandono de hijos, desintegración familiar, y a las maras conformadas mayormente por esos hijos abandonados.

Ante la dolorosa tragedia de los niños migrantes que huyen de la violencia de las maras, para no caer en sus garras o morir en manos de éstas, vemos con horror cómo estos menores sufren toda clase de vejaciones, terminando muchos fallecidos en el camino hacia una supuesta libertad, porque ciertamente nuestra Patria es comparable a enorme cárcel hasta con penas de muerte, si no se cumplen los mandatos establecidos por la criminalidad.

Segundo, expongo en bosquejo comparativo sencillo, cómo la economía siendo el rubro más importante para hacer crecer todo país, necesita de la inversión. Para esta ilustración, simbolizaré la inversión, con una muy atrayente mujer pretendida por un hombre poderoso (el gobierno), quien a pesar de reconocer su poderío, sabe que no podrá vivir si esa mujer no forma parte de su vida. Si el hombre es inteligente la cortejará ofreciéndole promisorio futuro con él, para así lograr que mañana, sus hijos (la población) tengan todo lo necesario para su supervivencia. Pero si el hombre es majadero y prepotente y de entrada decide “imponerse” –(“imponerse”=”impuesto”)– y la golpea con esto, y la menosprecia, desprecia, insulta, entonces ella (la inversión) rapidito se irá con otro –(otro país)–, si ve en ese otro, el futuro prometedor que ella pretende. Simple ley de la lógica, que rige en todo individuo.

Erradicar la pobreza solo se logra uniendo las fuerzas más poderosas de un país, Gobierno/sector productivo.

Existiendo inversión se mejoran crisis de empleo, economía de hogares, los hijos no son abandonados. Solo así, la familia volvería a ser el pilar que sostiene esta sociedad.

Pero para unificar todo este sueño descrito, es necesaria la más importante solución. Aunque reconocerla produce repudio en algunos.

Esto son las enseñanzas de la Ley de Dios. Solamente con Dios –excluido ahora de la vida de miles y más preocupante, de muchísimos funcionarios que gobiernan mundialmente– la generación global actual habría sido moldeada en su formación educativa, sustentando como principal precepto sus mandamientos, que fueron –antaño–, la plataforma para dictar la Carta de Derechos Humanos, anteponiendo la vida como el más importante derecho humano. De practicarse el resto de mandamientos no habría corrupción (no robar).

Pero es agenda desde la ONU, convertir lo bueno en malo y lo malo en bueno, eliminando a Dios de la humanidad.

Denunciamos el pago que poderosas fundaciones internacionales desde la ONU, hacen a asociaciones abortistas salvadoreñas, para inducir a nuestras mujeres “ignorantontas”, perder toda conciencia, incitándolas al asesinato –ya no solo abortando– sino asesinando a sus bebés recién nacidos. Recordemos las 17 homicidas que demandan indultar.

No es tarde. Eduquemos ahora con los mandamientos a los niños… hombres del mañana. ¡Dios es la respuesta!

* Columnista de El Diario de Hoy.