Migraciones, esclavitud y oligarquías

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La plantilla de Santa Tecla, durante su presentación en el Club Tecleño. Este será el equipo que jugará el Apertura 2014.

/ Foto Por EDH/Mauricio Cáceres

Por Por Manuel Hinds*

2014-07-24 6:00:00

El país está envuelto en una tragedia de gran magnitud que no ha recibido la atención que requiere de nuestro gobierno y nuestra sociedad. En los últimos meses una enorme cantidad de niños y adolescentes sin acompañantes familiares adultos han tratado de entrar a Estados Unidos ilegalmente, pasando por todos los terribles peligros del viaje. De octubre para acá las autoridades migratorias estadounidenses han interceptado 52,000 niños guatemaltecos, salvadoreños y hondureños. Calculan que en el año entero habrán capturado más de 90,000. Muchos de estos niños y niñas no logran llegar, y quedan o muertos o capturados en las redes de tratantes de seres humanos que proliferan en el camino.

Las autoridades y la sociedad norteamericanas han manifestado su horror ante esta tragedia, mucho más que nuestro gobierno, que lo único que ha hecho es pedir a Estados Unidos que nos ayude a resolver este problema y que parece estar más preocupado por la guerra entre Israel y a Hamás que por evitar las muertes de nuestros propios niños.

Esta tragedia debería de enfrentar al FMLN con la realidad y forzarlo, por razones puramente humanitarias, a abandonar los clichés propagandísticos con los que se refiere a todos los problemas sociales del país, y dedicarse seriamente a resolverlos.

Por muchos años el FMLN denunció las migraciones a Estados Unidos como parte de un maquiavélico modelo del gobierno y la así llamada oligarquía salvadoreña, orientado a expulsar a la gente del suelo patrio para que gane dinero afuera y lo mande a sus familias en El Salvador, adonde la oligarquía se lo apropia vendiéndole cosas a esas familias. Es una historia de esclavitud, en la que los esclavistas, la oligarquía y el gobierno, tienen tentáculos tan largos como para mantener esclavizados a los emigrantes aunque ya estén viviendo en un país lejano, forzándolos a entregar a los oligarcas el dinero tan duramente ganado en esos países.

Ya es hora de que abandone esta historia que a todas luces es absurda. Para que una oligarquía en alianza con el gobierno logre explotar a las ciudadanía haciéndolos que vayan a trabajar al extranjero y expropiándoles sus sueldos, sería necesario que fuera el gobierno mismo el que exportara a los trabajadores y cobrara por sus servicios, quedándose con la mayor parte del ingreso y dándole a los trabajadores solo un sueldo miserable. Irónicamente, este arreglo esclavista solo se da en la realidad en el país en el que ellos nos quieren convertir: Cuba. Es allí donde el gobierno oficialmente exporta, como si fueran esclavos, a profesores, trabajadores sociales, paramédicos y personas con otros oficios y se queda con la mayor parte de sus ingresos, dándoles solo lo necesario para que subsistan. Pero, además, si fuera cierto lo que dicen, la oligarquía esclavista serían ellos mismos porque el FMLN controla el gobierno desde hace años.

Es hora de que reconozcan que la gente no se va de El Salvador como víctima de un sistema esclavista como este, sino buscando progreso económico y protección contra la violencia espantosa que está destruyendo nuestro país. Las familias han comenzado a mandar solos a sus hijos no porque algún funcionario del gobierno (ahora del FMLN) haya decidido que ese es un nuevo camino para explotar a la gente, sino porque temen que las maras recluten a sus hijos y los conviertan en criminales o los maten si se niegan a serlo.

Las historias de los niños que tratan de escapar de la terrible violencia en el país son dantescas. Pero ellos, y sus padres, dicen que son menos terribles que la realidad que están viviendo en El Salvador. El responsable de superar este clima de violencia es el gobierno. Ya el FMLN no puede seguir gritando eslóganes y culpando a todos los demás por los problemas del país. Tiene una obligación política y moral de convertir a El Salvador en un espacio vivible para todos estos niños, los que se han ido y los que se han quedado.

Y es bueno que recuerde que, aun en medio de esta guerra, la tasa de muertes violentas en Israel, incluyendo a las de Gaza, es mucho menor que la de El Salvador.

*Máster en Economía,

Northwestern University.

Columnista de El Diario de Hoy.