Semana de la RSE

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elsalvador.com

Por Por Juan Valiente*

2014-07-15 6:02:00

Por mucho tiempo las empresas fueron caracterizadas por desarrollar una visión de negocios enfocada en generar productividad y resultados económicos, con lo que buscaban mantenerse y competir en el mercado con base en su capacidad de llegar a la mayor cantidad de consumidores posibles. En muchos casos se dejaban de lado las necesidades del entorno en el cual se desenvolvían, considerando que su única razón de ser y la manera de contribuir a la sociedad era a través de generar mayor riqueza.

Con el tiempo, se tuvo un acercamiento empresarial a los problemas sociales, a través de la filantropía corporativa, práctica que se basa principalmente en realizar donaciones económicas o en especie, destinadas a segmentos de la población que en general están alejados de la realidad de la empresa que las ejecutaba, teniendo un mínimo impacto en su operatividad y competitividad.

Los tiempos actuales, marcados por la globalización, han demostrado que la mejor manera de permanecer y sobresalir en el mercado es a través del involucramiento empresarial para alcanzar el desarrollo sostenible de la sociedad. Bajo esta visión de negocios se ha impulsado a nivel mundial la cultura de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Para entender por qué la RSE representa una cultura de negocios, es necesario comenzar por su definición.

De acuerdo a la Fundación Empresarial para la Acción Social (FUNDEMAS), la RSE se define como: “la forma de hacer negocios competitivos, permitiéndole a las empresas incorporar políticas y prácticas en beneficio de los accionistas, los colaboradores, la comunidad, el medio ambiente y su cadena de valor, a través de la adopción de medidas alineadas a su estrategia de negocios, contribuyendo así al desarrollo sostenible”.

¿Qué significa que la RSE sea “una forma de hacer negocios competitivos”? Como toda estrategia corporativa, la RSE es un conjunto de prácticas concretas que están relacionadas con el campo de acción de la empresa y que surgen a partir de una adecuada planeación, en donde se identifican los ejes de acción en los que la empresa puede contribuir para el desarrollo de ella misma, de sus públicos de interés y de la sociedad. Con estas prácticas se genera un valor agregado en toda la cadena de valor de la empresa, al involucrase de manera activa en la solución de problemas sociales existentes en aquellos públicos que pertenecen a su zona de influencia.

Gracias a la RSE se logra generar lazos de cooperación entre los públicos de interés mediante prácticas concretas enfocadas a responder a sus necesidades, generando en ellos sentimientos de pertenencia y de colaboración contribuyendo a alcanzar sus objetivos comerciales. Por ejemplo, las empresas que desarrollan programas de motivación o formación generan una fuerza laboral más eficiente y comprometida; al desarrollar programas comunitarios se logra afinidad y sana convivencia entre la empresa y las comunidades que le rodean, y cuando una empresa realiza programas de gestión de eco-eficiencia se vuelve, indiscutiblemente, una aliada del medio ambiente.

La RSE se basa y se construye sobre los principios fundamentales de toda empresa como lo son su misión, visión y valores corporativos que reflejan el interés y el compromiso de la empresa de integrar sus intereses económicos con los intereses sociales y ambientales de su entorno. La evolución de las diversas teorías empresariales ha llevado a que la RSE represente más que una moda, el paso lógico en el desarrollo empresarial, reto que indudablemente deberá ser asumido por cada empresa en su momento. Es oportuno que aprovechen la Semana de la RSE que se desarrolla en nuestro país. Nunca es tarde para asumir este reto de cambio que al final nos heredará un mejor país.

*Columnista de El Diario de Hoy.