La inseguridad genera relación tirante entre la prensa y el gobierno

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Los precios del frijol se han más que triplicado en los centros de abastos. El gobierno lo achaca a un supuesto acaparamiento del grano por parte de los distribuidores. FOTO EDH / OMAR CARBONERO

Por Por Ricardo Chacón *

2014-07-12 6:04:00

Tres ideas planteadas con claridad y contundencia por el presidente Salvador Sánchez Cerén: una, “nosotros somos respetuosos de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, en ningún momento van a escuchar ustedes ninguna propuesta nuestra de querer coartar esa libertad”. Dos, “la estrategia gubernamental pretende hacer un equilibrio en la difusión de las noticias que no solo genere una percepción de inseguridad entre la población sino que, a su vez, genere mensajes de esperanza y tranquilidad”. Y tres, “queremos construir una alianza estratégica que nos permita transmitir a través de los medios no solo información negativa, sino también todos aquellos esfuerzos que impulsamos desde, desde nuestra cartera de Estado”.

Esto fue parte del mensaje del presidente Sánchez Cerén a los directores y dueños de los medios de comunicación, en una reunión celebrada esta semana en la Casa Presidencial y que fue “preparada”, de alguna manera, por el PNUD, quien invitó a un académico, político y periodista colombiano, Hernando Gómez Buendía, para hacer una ponencia sobre el tema de la información de la prensa sobre la violencia e inseguridad.

No me esperaba este discurso del presidente de la República, ni que invitaran a Gómez Buendía, pues por lo general se produce una tirantez entre el gobierno y los medios informativos al referirse al problema de la violencia.

Los gobiernos, no solo en el país sino también a lo largo de Latinoamérica, cualquiera que sea su orientación política, perciben de manera equivocada, la intención de los medios al informar sobre la violencia. Con frecuencia tratan de acallar o manipular a los periodistas para que estos no puedan informar con libertad y amplitud sobre esta problemática de tan alto impacto entre los ciudadanos.

Existe la equivocada idea que la violencia se debe en parte a que los medios de comunicación, por un lado, la fomentan y “naturalizan” los hechos de sangre, y, por otro, crean la percepción de violencia y temor entre la población al “exaltar” a los mareros, los homicidas y los delincuentes, cuando “sobredimensionan” a diario el fenómeno delincuencial. Incluso, se alude razones partidarias como motivación de los medios para informar sobre la violencia.

Tal como lo dijo el periodista colombiano, Gómez Buendía: “las cosas no son ni blancas ni negras… los medios de comunicación existen para informar sobre la realidad… y la realidad no es blanca y negra…”.

Como persona, como salvadoreño, como periodista no me encuentro a gusto con la inseguridad que sufre el país; sin embargo, la función de la prensa no obedece a los buenos deseos personales, sino que su labor es informar, y sí existen altos índices de asesinatos, extorsiones y robos como los hay aquí, es preciso consignarlos.

¿Ahora bien, cómo consignar la violencia? ¿Qué cobertura y cuánto espacio hay que darle? ¿Cómo informar sin atropellas a las víctimas? ¿Cuáles son los principios que deben regir la cobertura periodística de la violencia? Dependiendo de quién responde y de qué manera, así se quiere medir a la prensa.

Al gobierno le interesa que se resalten las gestiones que realiza, que se proyecte la sensación de que va ganando la lucha y, a algunos atrevidos, hasta les gustaría que se escondieran los crímenes. Sin embargo, desde la ciudadanía, la respuesta a estas interrogantes van por otro lado: la labor de la prensa es informar y hacerlo de la mejor manera mostrando, no solo las iniciativas del gobierno sino también destacando si estas son eficientes y sí de veras hay más s seguridad para la gente. Pero si no se alcanzan las metas de seguridad ciudadana, el periodista debe decirlo públicamente, sin tapujos.

Los fenómenos sociales no son blancos ni negros, hay una amplia gama de grises en medio de ellos que debe ser consignada por la prensa. Esta última con actitud profesional, explica los matices del crimen, señala las causas, muestra el contexto en que se producen los hechos. Pero esto, es preciso subrayarlo, no es producto de la imaginación del periodista o del funcionario, sino que proviene de la realidad misma. Y sí los hechos demuestran que las maras tienen “secuestrada” a la sociedad, que se cometen más de diez asesinatos diarios, que mucha gente sale de su hogar y no sabe sí regresará, la prensa, los periodistas, tienen el ineludible deber de informar sobre ello.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com