Una renovación cultural para el desarrollo

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Medio Millón es puesto en libertad

Por Por Rodrigo Molina

2014-07-11 6:02:00

¿Cómo se promueve el progreso de una nación? Es importante hacerse esta pregunta, e intentar comprender verdaderamente en qué se fundamenta el desarrollo, para poder promover el rumbo correcto para cambiar el futuro del país. Es una pregunta muy compleja, sin una fórmula fácil que implementar, pero sí con ciertos elementos claves que nos pueden ayudar a encaminarnos en la dirección correcta.

Lo más fácil es voltear a ver al Gobierno y demandar las políticas públicas que se consideren promoverán el desarrollo, pero es importante entender que el progreso no se define por la implementación de políticas públicas. Estas son necesarias, pero solo pueden crear un ambiente propicio para ello. Para lograr ese desarrollo se necesita de la acumulación de esfuerzos descentralizados por parte de todos los actores de la sociedad.

La empresa privada, y la iniciativa individual y emprendedora que la constituyen, es el motor principal del progreso en la sociedad. Su rol social más importante es la generación de empleo, pero el desarrollo humano en una sociedad depende de mucho más que el acceso a oportunidades laborales. La cultura de crecimiento y desarrollo que predomine en una sociedad define la calidad de vida a la cual tienen acceso sus ciudadanos.

El desarrollo económico no puede ser visto como un fin en sí mismo. El desarrollo es un medio, y cómo tal, puede estar orientado a cumplir fines diferentes. Lo que debemos establecer culturalmente nosotros, es nuestra visión de desarrollo. Más allá de cómo creceremos, para qué creceremos, y cómo lograremos hacer eso una realidad. Debemos apostarle, más que al crecimiento económico como tal, a la multiplicación de las oportunidades reales, al incremento de la calidad de vida y al respeto a la dignidad humana, para todos los miembros de nuestra comunidad nacional.

La empresa privada, como motor principal de la economía, tiene un gran rol que cumplir en esta renovación cultural con respecto a los fines del desarrollo económico. En un mercado abierto, dinámico y competitivo, el progreso y crecimiento de una empresa no se da en un vacío. Existe dentro de un entorno cuyas características influyen altamente en su desempeño. Existe como parte integral de una comunidad dentro de una relación simbiótica con todos aquellos actores que influyen y se ven impactados por su actividad económica.

Una economía verdaderamente fuerte es aquella fundamentada en la calidad de su recurso humano. La capacidad productiva de una sociedad, y por ende su capacidad de crecer, está altamente relacionada a la situación de vida de los individuos en dicha sociedad. Depende de sus niveles de educación, de sus capacidades técnicas, de su estado de salud, de su estabilidad y fortaleza familiar, de su alimentación, de su seguridad, de su felicidad y de muchos otros factores intangibles que no pueden ser medidos en simples cálculos numéricos o económicos.

A nivel empresarial, es aquí donde entra todo el tema de responsabilidad social. La responsabilidad social empresarial, correctamente entendida, transciende la filantropía. La RSE no debe tratarse de dar, sino de construir. Se fundamenta en el entendimiento que las relaciones sociales deben ser ganar-ganar. Aplicado a una empresa, esto significa que mediante se fortalezcan las capacidades, oportunidades y calidad de vida de todos los miembros de la cadena de valor de una empresa y de su comunidad, la empresa crece y tiene mejores resultados. Invertir en su comunidad y su gente tiene réditos concretos.

Entre el 21 y 26 de julio se llevará a cabo la segunda Semana de la RSE, organizada por FUNDEMAS. Esta, y otras actividades similares, ayudan a construir los fundamentos de un cambio cultural que es esencial para el progreso de nuestra nación. Necesitamos renovar nuestra visión de desarrollo, colocando al ser humano al centro de nuestra actividad, construyendo a largo plazo, invirtiendo en nuestra gente y soñando en grande. Nuestro país tiene un enorme potencial, pero necesitamos esa renovación intelectual y cultural para hacerlo realidad.

*Colaborador de El Diario de Hoy.