“Como usted desee”

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/ Foto Por Agencias

Por Por Cristina López G.*

2014-06-21 6:05:00

“The Princess Bride” (que ha sido traducida en español como La Princesa Prometida) es uno de los más grandes clásicos cinematográficos. Producida por Rob Reiner en la década de los Ochenta, la película es una comedia que involucra en iguales partes la aventura, la fantasía y el romance, para crear un clásico familiar inolvidable. Entre las cosas que se destacan en la película se encuentra la recurrente frase con la que el humilde granjero convertido en aventurero Westley conquista a la princesa Buttercup, respondiendo a cada uno de sus caprichos, deseos y órdenes con “Como usted desee” (la frase en su idioma original, As you wish, se ha ganado un puesto en varios listados de las mejores frases del cine en la historia).

La intención que vuelve de esta frase un recuerdo tierno e inolvidable y que contribuyó a que esta producción se volviera un clásico del cine, en la actitud de funcionarios cuyo principal propósito es contarle las costillas al poder no tiene nada de tierno e inolvidable sino de patético y servil. No se volverá de ninguna manera un clásico cinematográfico sino una muestra palpable de lo mucho que nos falta por recorrer si queremos construir una cultura de gobernanza transparente, donde reine la rendición de cuentas, el Estado de Derecho y el equilibrio de poderes.

Aunque ejemplos hay varios, uno que resalta por haber sido noticia recientemente es el de la actitud del titular de la Corte de Cuentas, Rosalío Tóchez, que en respuesta a cuestionamientos sobre el estado de la investigación, auditoría, y análisis que determinarán si se le entregará al expresidente Funes el finiquito que ha solicitado después de su administración, respondió que estaría listo la próxima semana. También afirmó que si el también expresidente Flores le solicitara un finiquito, se lo daría, en actitud que recuerda al “como usted desee” del personaje Westley.

No hay nada criticable en la acción específica de entregar un finiquito: no cuando no existen dudas de la buena administración de un funcionario. El problema es cuando los finiquitos se extienden con la misma facilidad con la que se ordena una pizza a domicilio y a administraciones que no están libres de duda. La duda no la levantan solamente los rumores de corrupción que últimamente se han generado a través de pasadas administraciones en el país: la duda también surge de la rapidez con la que el equipo de Tóchez analiza las cifras y complejidades contables que durante cinco años, debe generar una administración presidencial. Cabe también la posibilidad de que este equipo de analistas y auditores trabaje con una velocidad tan contundente que sean capaces de procesar documentos en tiempo récord. Si es este el caso, bien valdría invitarlos a que apliquen el mismo proceso de análisis fugaz a la enorme mora que la Corte de Cuentas tiene en la auditoría debida que merecen instituciones gubernamentales.

Ojalá en el futuro los funcionarios encargados de ejecutar la auditoría que limita la corrupción en el ejercicio del poder vieran su posición como el ejercicio de una fiscalía más implacable que la de la Santa Inquisición y no con el tierno servilismo del protagonista de una comedia romántica.

*Lic. en Derecho.

Columnista de El Diario de Hoy.

@crislopezg