Chantaje emocional

descripción de la imagen
Entre los talleres que se imparten en esta municipalidad, el de panadería es uno de los de mayor demanda entre las mujeres, en su mayoría jefes de hogar. Foto /Cortesía Alcaldía

Por Por Guillermo Miranda Cuestas*

2014-06-05 6:01:00

El diálogo político debe acompañarse de honestidad intelectual y no diluirse en el chantaje emocional. En el plano del discurso, el lema “Unidos crecemos todos” empleado por el presidente Sánchez Cerén en su mensaje inaugural y el llamado a la construcción de entendimientos marcan un inicio de compromisos y expectativas saludable; sin embargo, es el plano de las acciones el que determinará el éxito o fracaso de la actual administración. Y es en este último donde se registra un primer caso de chantaje emocional respecto a dos temas delicados: la salud y las finanzas públicas.

El pasado martes 3 de junio, el presidente Sánchez Cerén visitó el Hospital Rosales y realizó la siguiente invitación a los diputados de la oposición: “Quiero que ellos vengan. Esos que dicen que no están dispuestos a aprobar la reforma fiscal, que vengan acá, que vean que el dinero es para eso, para mejorar la calidad de vida del sistema de salud (…) No es para gastos innecesarios”. Luego, se dirigió a los contribuyentes: “Entiendo al sector privado que no le gusta ser afectado por pagar impuestos, pero también deben entender ellos que este país es de todos”. Además de la creación de nuevos impuestos, el mandatario también hizo referencia a la aprobación de más deuda al emitir bonos por la suma de $1,150 millones: “Nosotros vamos a seguir insistiendo en la necesidad que nos aprueben los bonos, que nos aprueben la reforma fiscal para usarla en esto, nosotros no estamos pensando en gastarlos en otras cosas”.

De tales declaraciones llaman la atención tres valiosos fragmentos que pueden funcionar en contra de las mismas: “gastos innecesarios”, “deben entender” y “seguir insistiendo”. Hasta el día de hoy, la Asamblea Legislativa y la Presidencia de la República continúan ocultando a cuánto asciende el gasto innecesario en regalos de navidad, en asesores legislativos, en viajes al extranjero y sus respectivos viáticos y en la publicidad gubernamental (publicidad que destaca por su costo millonario, su sinsentido en términos del rol que debe desempeñar un gobierno y sus efectos perjudiciales en términos de democracia cuando se utiliza para inclinar la balanza en la competencia electoral). Estos hechos irrefutables y condenados la mayoría por las instancias correspondientes –condenas que han sido desobedecidas por un expresidente y varios diputados– deberían evocarse cuando cualquier funcionario hable de “gastos innecesarios”. Precisamente por lo anterior, son otros los que “deben entender” las consecuencias de administrar de forma irresponsable el erario público y de “seguir insistiendo” en su despilfarro.

En su narrativa, el presidente Sánchez Cerén y su partido presentan al actual gobierno como la continuidad de una administración que, al igual que sus antecesoras, es muy cuestionable en cuanto al uso transparente de los recursos estatales. También en el discurso, como se mencionó al inicio, se ha reiterado la necesidad de construir acuerdos para superar los problemas que atraviesa El Salvador y que, por cierto, no son minúsculos: mientras uno de cada cinco niños menores de cinco años presentan desnutrición crónica (UNICEF), el mes pasado se registraron 396 homicidios, cifra que incluso supera la tasa de homicidios del mes de mayo anterior a la tregua (PNC). Por tanto, si la intención de construir un mejor país es genuina, resulta inaceptable la continuidad de vicios pasados y en consecuencia las acciones de transparentar el gasto, eliminar lo innecesario y abrirse a una discusión técnica no deben postergarse más. De lo contrario, la retórica y el chantaje emocional prevalecerán y El Salvador profundizará la tragedia humana que vive día a día.

Finalmente, me permito enviarle un mensaje de cierre al presidente Sánchez Cerén. Señor presidente: lo felicito por la decisión de mantenerse en su residencia privada como todo ciudadano, pero hace falta más. ¿Levantarán las reservas de información y publicarán cómo utilizan nuestro dinero? ¿O seguirán ocultando los “gastos innecesarios” y empleando esta frase en medio de personas enfermas y urgidas de funcionarios responsables?

*Colaborador de El Diario de Hoy.

@Guillermo_MC_