Enfermos, enfermedades e Internet

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/ Foto Por EDH

Por Por Rodolfo Chang Peña*

2014-04-30 6:01:00

Los siguientes son comentarios de personas que visitan una clínica de especialidades:

“Vengo para que el doctor me ordene una tomografía computarizada para ver si dan con la causa de mi dolor de espalda, dice Yahoo que es el examen que necesito”.

“Estoy afligida porque me he enterado por Google que mi enfermedad se puede complicar e invadirme el cerebro”.

“Me di cuenta por Internet que en lugar de tantos sacrificios con los ejercicios y la dieta lo que necesito es una manga gástrica y eso es lo que vengo a pedir”.

“Consulté en Google sobre el antibiótico que me recetaron la vez pasada en esta clínica y vi que puede causar gastritis hemorrágica y es tóxica para los riñones y por eso dejé de tomarlo a ver si me indican otra cosa”.

“Suspendí la medicina porque dice Yahoo que no debe darse a personas hipersensibles y yo padezco de picazones y alergias, talvez me cambian la medicina por algo que no me haga daño”.

“Mi problema es que no tengo Internet y así no puedo investigar lo que me receta el doctor”.

“Vi en Youtube la operación que me van hacer y ya me dio miedo”.

El recurso de Internet adecuadamente utilizado es una de las tecnologías más útiles de la vida moderna, en efecto se puede consultar una infinidad de tópicos que está al alcance de cualquier persona. El punto es que solamente los profesionales de la medicina y de la especialidad correspondiente son los más indicados para interpretar esa información, porque la analizan desde un contexto mucho más amplio tomando en cuenta sus propias experiencias.

Por lo general los enfermos tienden a embarcarse en corrientes, modas, enfoques y escuelas de conformidad con la intensidad de la propaganda y tienden a considerar lo que dice Internet como la última palabra. En realidad con más frecuencia de lo que podría pensarse Internet no constituye la última palabra en muchas áreas del conocimiento y abunda en conceptos desactualizados, inexactitudes y omisiones al menos en el campo de la medicina.

Naturalmente no es ningún pecado que el paciente curioso, que tenga la disponibilidad y pueda hacerlo, consulte Internet toda vez lo haga a título de informarse y ampliar su educación en salud. Como la mayoría de consultantes conocen a medias la terminología médica y tienen dificultades para interpretar los resultados de determinados exámenes, tienden a darle valor a hechos aislados que los conducen a valoraciones erráticas. A menudo se preocupan por complicaciones o secuelas que no vienen al caso o están muy lejos de suceder.

Aun cuando Internet exprese una información diferente lo prudente es no tomar decisiones sobre el tratamiento que el paciente está recibiendo, no llenarse de temores ni preocupaciones infundados y peor aún, automedicarse o cambiarse a otro producto farmacéutico sin la autorización del facultativo.

Por supuesto que el profesional de la medicina no es infalible, es un mortal como cualquier otro; no obstante utiliza sus conocimientos, habilidades y experiencias en la búsqueda de un diagnóstico y solucionar el problema, sobre todo, para actuar dentro del principio sagrado de “no causar más daño y rescatar lo rescatable dentro de lo que cabe”, habida cuenta de que todas las enfermedades se pueden complicar y que todos los fármacos tienen efectos colaterales.

*Dr. en Medicina

Colaborador de El Diario de Hoy.