¿Incrementar el salario mínimo genera desempleo e inflación?

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Por Por Marlon Manzano*

2014-05-18 6:02:00

En nuestra primera parte hablamos sobre la decisión del empresario Henry Ford, en 1914, de duplicar el salario de sus operarios. Sobre esto es importante traer a la mesa ciertas características de esa decisión: primero, que la tomó un privado un empresario. Segundo, fue sin la presión o incentivo/desincentivo directo del gobierno, recordemos que la ley de salario mínimo federal entró en vigencia hasta 1938, y tercero, los incentivos indican que la decisión fue tomada por una fuerte, clara y visionaria estrategia comercial para soportar y dar sostenibilidad a su incremento de productividad gracias a su innovación de la línea de ensamblaje.

¿Por qué entonces es necesaria la regulación del Estado en materia del salario mínimo, por qué debe establecerlo y no dejarlo a la visión y libre negociación de los empresarios con los trabajadores en el sector privado? Algunas de las respuestas podrían ser: no todos los empresarios tenemos la capacidad y visión que Henry Ford; las condiciones para tomar ese tipo de decisión tienen que ver con un panorama específico de crecimiento futuro; no todas las industrias tienen la misma capacidad de absorber incrementos de salarios mínimos ya que sus estructuras de costos y gastos varían dependiendo del tipo de empresa.

Adicional a estas posibles respuestas es importante decir que la teoría económica muchas veces está sobrevalorada e incluso mal sustentada en peligrosas generalizaciones del comportamiento económico del ser humano. Por ejemplo, el precio de cualquier bien debe ser determinado por la oferta y la demanda de ese mismo bien en el libre mercado, en el caso del mercado laboral en el cual la demanda por trabajo son las empresas y la oferta de trabajo somos todas las personas que en algún momento de la vida ponemos “en venta” nuestros conocimientos, fuerza y habilidades.

La teoría nos dice que a la hora de cruzar la oferta con la demanda surgirá un precio al cual tanto los patronos como los empleados llegarán a un acuerdo satisfactorio para intercambiar sus “bienes” (trabajo por dinero) En la práctica este suceso económico ocurriría, por ejemplo, en su entrevista laboral a la hora de negociar una plaza de trabajo, usted pondría un precio a sus conocimientos (salario deseado) y el patrono le ofrecería lo que él está dispuesto a pagarle, entonces empezaría una negociación que podría terminar en un precio (salario) razonable para ambos. Esto en la práctica dependerá de muchos factores más para que ocurra.

Primero, no todos los trabajos o empleos requieren del mismo nivel de capacidades y aptitudes, a mayor calidad y cantidad de habilidades y conocimientos para el puesto de trabajo, mayor será la capacidad de negociación que tendrá el trabajador ante el patrono, ya que el patrono sabe que en el fondo es un “recurso” escaso. Segundo, el empresario casi siempre está incentivado a minimizar su estructura de costos (maximizar sus utilidades), por lo que su incentivo en primera instancia será pagar lo menos posible en relación al mercado.

Ante este panorama hace más sentido la necesidad de tener un marco regulatorio para la fijación del salario mínimo. ¿Pero qué consecuencias trae consigo regular y sobre todo aumentar el salario mínimo? Regularmente se mencionan la inflación y la perdida de empleos en la economía- Veamos esta última, de acuerdo con investigaciones económicas, como la llevada a cabo por los prestigiosos economistas de Princeton David Card y Alan Krueger, en 1992, cuando la ciudad de New Jersey decidió aumentar su salario mínimo de $4.25 a $5.05, ellos decidieron medir el efecto en el empleo de la ciudad. La teoría asegura que se perderán empleos, por lo que ellos tomaron como parámetro de medición a 410 empresas de la industria de la comida rápida (fast-food), la medición se hizo tanto antes como después del incremento del salario, tomando como base de comparación una parte de Pensilvania donde el salario mínimo se mantendría en $4.25. El resultado fue particularmente sorprendente, los empleos no solo no se perdieron, sino que aumentaron en New Jersey, con relación a Pensilvania. Por otro lado la investigación también demostró que sí hubo un efecto negativo en la inflación al aumentar el salario mínimo ya que la mayoría de restaurantes incrementaron sus precios, pero curiosamente no se incrementaron tanto como para que la gente dejara de consumir en ellos. ¿Habrá la economía alcanzado una posición de “ganar-ganar”?.

*Consultor Social y Economista. mmconsultorsocial@gmail.com