Por favor, llevemos la cuenta

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Por Por María A. de López Andreu* *Columnista de El Diario de Hoy.

2014-04-25 6:05:00

De manera unánime se pide austeridad en el manejo de nuestras finanzas públicas, pero nuestros funcionarios no prestan atención. Sin embargo, cuando los ingresos de nuestra población honrada disminuyen exponencialmente debido a las extorsiones y cuando muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares y pertenencias, obtenidas tras largos años de trabajo, por amenazas de los mareros, nuestros recursos nacionales deberían destinarse, prioritariamente, para afrontar este cruel y gravísimo problema.

Por eso, por todos los medios a nuestro alcance, deberíamos señalar permanentemente aquello que, en vez de ser utilizado para mejorar nuestra seguridad, educación y salud, es ofensivamente despilfarrado. Y comienzo enumerando algunas “grandes obras” cuyos únicos beneficiados, aparentemente, han sido algunos nuevos ricos que pasean por allí.

Ejemplos monumentales, como el Chaparral, son más que conocidos. Pero lo grave es que esos ejemplos abundan, como es el caso de las múltiples asesorías contratadas, quién sabe a qué costo, para resolvernos problemas que continúan tanto o más graves que antes.

Como la concesión del Puerto de La Unión, descartada porque el puerto sería magistralmente administrado por alguno de los brillantes ministros del inefable Presidente Funes. Desconocemos el costo del mantenimiento de semejante elefante blanco, mofa de toda la región. Ahora nos dan la buena noticia de que retoman la idea de la concesión, eso sí, tras nuevas asesorías. $$$$$.

Otro: el SITRAMSS. Si usted, amable lector, ha tenido la “dicha” de transitar por el Bulevar del Ejército, habrá comprobado que eso no tiene NADA que ver con la publicidad, previa a las elecciones, con que nos indigestaron diariamente: aquella obra amplia, moderna, elegante que, por meses, vimos por TV, fue una mentira gigante. La población está soportando verdaderas penurias, y los únicos beneficiados fueron los publicistas, las televisoras, los que consiguieron alguna tajadita por allí y, ¡ah, sí!, el FMLN, que consiguió votos de quienes nunca visitaron la obra real. $$$$$.

Otro: la “ciclovía”. ¡Por Dios, habiendo todavía puentes por reconstruir, carreteras deterioradas, hospitales a medias y escuelas en ruinas! Y construyen una monumental carretera, al lado del Parque del Bicentenario. Magnífico que se promueva el ciclismo; pudo hacerse un maravilloso trabajo conjunto con las alcaldías de San Salvador y Antiguo Cuscatlán, diseñando la obra dentro del parque, lo que hubiera sido mejor para la salud de los ciclistas y para nuestro deteriorado medio ambiente. De nuevo, ¡un desperdicio ofensivo! $$$$$. (¿Se llamará “Ciclovía Romero”?)

Otro: el voto en el exterior, que aunque el TSE dé mil explicaciones, debemos calificarlo como fracaso, burla, chasco y desperdicio. Cierto que nuestros emigrantes lo vienen pidiendo desde hace años, cierto que es un compromiso del Estado, pero también son leyes de la República la seguridad, el orden público, la salud, la educación. ¿Cuánto costó cada voto del exterior? Si el TSE no estaba debidamente preparado para hacerlo bien, debería habernos ahorrado esos millones que tanta falta hacen para cosas verdaderamente prioritarias. Nuestros compatriotas en el exterior sin duda preferirían que sus familiares vivieran aquí con seguridad, aunque el voto tuviera que esperar. Y poder venir a El Salvador sin temor a ser asesinados, saliendo del aeropuerto.

¡Ah, ese es otro gasto, no sólo inútil, sino ridículo: el cambio de nombre de nuestro aeropuerto! $$$$$.

Aún quedan infinidad de ejemplos para una próxima columna; mientras, usted, estimado lector, vaya haciendo su propia lista.