Incongruencia práctica del fanatismo ideológico y el combate de la criminalidad

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A la fecha, se han beneficiado a más de 14 mil salvadoreños del occidente y oriente del país.

Por Por Carlos Ponce*

2014-04-15 6:01:00

La ideologización del aparato de seguridad es una preocupación expresada por analistas que advierten sobre la posibilidad de que con Salvador Sánchez Cerén — militante histórico de una de las líneas más radicales del partido oficial y, ahora, presidente electo– se consolide la transformación de la policía y el sistema penitenciario en instrumentos de persecución política para neutralizar a adversarios, críticos y opositores del oficialismo. Esta apreciación no carece de fundamento. La ideología pesa al interior de las instituciones de seguridad pública.

Históricamente, ésta ha sido una realidad evidente, en ciertos momentos más que otros, pero siempre presente e íntimamente relacionada a la conformación inicial de la Policía. Todas las instituciones están compuestas por personas y, por lo tanto, las características de aquellos que ostentan posiciones clave, dictan en gran medida el rumbo de la entidad y, en consecuencia, sus probabilidades de éxito o fracaso.

Al interior de la Policía, por ejemplo, los mandos superiores y ejecutivos de mayor antigüedad, que ocupan los puestos de mayor relevancia, se pueden clasificar en, por lo menos, cuatro grandes categorías principales de acuerdo al nivel de influencia que tiene su afinidad ideológica sobre la forma en que desarrollan su trabajo: (1) “Oficiales de izquierda”; (2) “Oficiales de derecha”; (3) “Oficiales volubles”; (4) “Oficiales técnicos”.

Los “oficiales de izquierda” y “de derecha” son jefes policiales que no esconden su afinidad ideológica y dejan que su enfoque estratégico, estilo de mando y trabajo operativo guarden una grotesca fidelidad con los más exagerados estereotipos correspondientes a la ideología que favorecen, dejando a un lado los criterios técnicos y, en muchas ocasiones, la misión principal de sus puestos y dependencias. Los “oficiales volubles”, por otro lado, aunque tengan una preferencia ideológica, la forma en que enfocan sus trabajos está en función de lo que conviene según su entorno, camaleónicamente cambiando las preferencias estratégicas y operativas que pregonan, como les sea más favorable.

Los “oficiales técnicos” se identifican abiertamente o no con una ideología, pero su identidad, desempeño y abordaje profesional se mantienen por completo técnicos. Este tipo de jefes policiales está, en gran medida, inmune a las nefastas manipulaciones que, consciente o inconscientemente, la ideología puede ejercer sobre el fondo y la forma de su trabajo.

Las preferencias ideológicas, en este contexto, han llevado a formular inadecuadas estrategias para combatir la criminalidad. Los “oficiales de izquierda” y “de derecha” están, en su mayoría, por ejemplo, bajo la percepción que la solución para resolver el problema delictual radica en una elección dicótoma entre dos abordajes: prevención y represión. El más triste ejemplo de esta dinámica son los abordajes de “mano dura”. Esta perspectiva está limitada por dogmas ideológicos, que la alejan de la apertura que brindan los criterios técnicos. Los “oficiales técnicos”, por otro lado, ven más allá de una selección binaria de abordajes, visualizan un abanico de posibles formas de atacar el problema, distribuidas entre los dos extremos del espectro que considera la dicotomía a la que se enfrentan los “oficiales de derecha” e “izquierda”.

La ideología, en El Salvador, también ha distraído de su deber constitucional a jefes policiales y las unidades bajo su mando. Durante este período presidencial, por ejemplo, varios empleados de la Policía aseguran, bajo anonimato, que durante la formación de policías en diferentes delegaciones, “oficiales de izquierda” impartían sendos discursos políticos al personal que estaba por salir a patrullar, fomentando el odio de clases, justificando el alineamiento político del cuerpo de seguridad y desaprovechando así el limitado espacio de interacción con sus subalternos en cosas desvinculadas del trabajo operativo.

Lastimosamente, los “oficiales técnicos” son el grupo menos representado entre los mandos superiores y ejecutivos con mayor antigüedad. Hasta que se conviertan en mayoría, las posibilidades de ideologización e instrumentalización del aparato de seguridad seguirán siendo altas y las preferencias ideológicas seguirán afectando el desempeño de la institución.

*Criminólogo.

@cponce_sv