Azul y blanco

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Ministros y funcionarios dieron público respaldo la fórmula del FMLN. Ahora ya no podrán. Foto EDH

Por Por Eduardo Torres*

2014-02-28 6:05:00

Una verdadera efervescencia política que podría dar lugar a una movilización nacional el 9 de marzo, en un esfuerzo de “grass root” como le llamarían los anglos, parecería estarse gestando en nuestro país. Luego de la elección del 2 de febrero hubo una serie de encuestas, unas realizadas inmediatamente después de la elección; otras, en los días subsiguientes para cumplir con su publicación en el plazo establecido por la legislación electoral. Percepción solidificada, dos escenarios se volvieron posibles: “practicidad” ante lo inevitable, o intentar la remontada sabiendo que si bien los números pueden llegar a dar –tomando en cuenta el abstencionismo que hubo el 2 de febrero–, en política, lo anímico se vuelve fundamental.

Pienso que lo que está ocurriendo es el segundo escenario.

Tras ser presentadas las mediciones ante la opinión pública creo que muchas personas llegaron a la conclusión de que para que prevalezca en nuestro país un sistema de libertades fundamentales, con una democracia representativa con pesos y contrapesos, donde impere el Estado de Derecho y se sigan las políticas económicas de las naciones más prósperas del planeta, había que trascender o ver más allá de ARENA. En ningún momento desplazarla, sino trascenderle en un esfuerzo desde la raíz de la sociedad, dando respuesta cada quién a la frase que hace un poco más de cincuenta años formuló John F. Kennedy en los Estados Unidos: “No preguntes que puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tú país”.

Con el vencimiento del plazo para publicar encuestas subió de temperatura la crisis en Venezuela y se volvió sostenida. Esto no es campaña política, mucho menos “campaña de miedo” (la crisis se incubó allá), pero una profunda y verdadera crisis que se cubre en las redes sociales, noticieros televisivos, periódicos y revistas de las diferentes regiones del mundo. Dieciocho muertos, cientos de heridos y de detenidos, han hecho que la situación en esa nación suramericana pase de mal a peor. De la falta de papel higiénico, harina, aceite y el crecimiento de colas en los supermercados para comprar productos básicos, la depreciación acelerada del bolívar y la tremenda criminalidad se pasó a las protestas en la calle por parte de los jóvenes.

De estar terminándosele la gasolina a “la revolución bolivariana”, por improductiva e ineficiente, se transitó hacia una crisis mayor. Justo cuando acá se terminaba de asimilar el resultado de la elección del 2 de febrero y cuando por la vinculación y patrocinio que recibe el oficialismo del chavismo, se convirtió éste en un tema clave acá en nuestro país, tocando lo fundamental: la supresión de las libertades que ese tipo de régimen conlleva. Impresiona cómo un país tan rico en recursos naturales como Venezuela, habiendo vivido en los 15 años de chavismo un boom sin precedentes en los precios del petróleo, se encuentre ahora en tan lamentable situación, y todo por haber intentado exportar su “revolución”.

Pienso que en alguna manera esto estará haciendo pensar más a los escépticos, y que es una razón más –y de fondo– para que se trascienda a ARENA en una eventual movilización para este 9 de marzo. He visto también acá a jóvenes muy activos e inquietos; he sabido de padres jóvenes recorriendo el país hablándole a la gente, de amplios sectores de la sociedad civil que se agrupan bajo el azul y blanco. A la espera del resultado del 9M, el país parece haber venido despertando.

*Director Editorial

de El Diario de Hoy.