El llamado de la Patria y el doblar de las campanas

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Por Por Raúl Lara Menéndez*

2014-03-06 4:00:00

Todos conocemos y quizás hemos sido testigos del repique triste y acompasado de las campanas de una iglesia, acompañando el paso de un entierro y de la exclamación de alguien del entorno, “tocan a muerto ¿por quién doblarán las campanas?”

¡Temo por El Salvador! ¡Está en peligro! ¡Podría sucumbir! Vivimos tiempos inciertos, extremadamente duros y difíciles, en los que toda una sociedad y una nación se tambalean impotentes, sin recursos morales que oponer, porque sus propias instituciones la han abandonado, casi perdida la esperanza para salir de la tormenta de violencia y desenfreno, de los crímenes y extorsiones, del desempleo y la pobreza, de la incapacidad y desgobierno, de la corrupción y descomposición social.

Es la hora decisiva. Está en juego el destino de la Nación. Ha llegado el momento para cada uno de acudir al llamado de la Patria. Que quede claro: en estas elecciones…NO HAY PREMIOS NI CASTIGOS, SÓLO CONSECUENCIAS, GRAVES CONSECUENCIAS. La catástrofe y el desastre total pueden y deben ser evitados, pues a eso nos llevaría Sánchez Cerén, que ha declarado ante la faz del mundo que su faro de luz y su modelo es la Venezuela de Chávez-Maduro, hundida en la peor crisis y calamidad de su historia, con una inflación galopante, una devaluación imparable de su moneda, una escasez general de alimentos y productos básicos, por un incompetente gobierno de un régimen socialista dictatorial que mata a sus jóvenes estudiantes, reprime violentamente la oposición, que arma y financia grupos represivos paramilitares y que silencia y amenaza a los medios de comunicación. Esta confesión de pleitesía y admiración de Sánchez Cerén, ha sido filmada y grabada y tiene todo el peso de un hecho objetivo y aplastante, que no admite discusión.

Ese es el modelo del FMLN y eso es lo que espera a El Salvador de consumarse la más grande manipulación y engaño y la más descarada y vergonzosa injerencia oficial que se recuerden en unas elecciones. Nunca, después de la guerra destructiva desatada por el Frente Farabundo Martí, han estado tan amenazadas las libertades, la democracia, la paz y el progreso de nuestro país. ¿Con qué criterios enfrentaremos esta decisión, quizás la más importante de nuestras vidas? ¿Cómo responderemos a nuestros hijos y nietos si nos equivocamos? Nos jugamos todo este 9 de marzo, y todo lo podríamos perder. ¿Lo vamos a permitir?

Que no se ponga en duda, traspasados los linderos como ha hecho el Frente, ya no hay límites. Las políticas totalitarias y el control de los medios de producción de un gobierno socialista-comunista, que eso es el FLMN, son pésimas noticias para el bolsillo y los planes de mejora del pueblo salvadoreño, pues ¿de dónde saldrían los empleos y salarios i no hay confianza, si no hay inversión, si no hay desarrollo? ¿Es esto lo que queremos?

Una demagogia populista llena de promesas irrealizables, de proyectos insostenibles, de alianzas y compadrazgos nefastos y fatales, frenarían hasta paralizarlos, la industria, el comercio y las fuentes de trabajo que todos necesitamos. La continuidad de un cambio que retrocede, de un progreso que empobrece, de una unión que divide, de una libertad que encadena. Esto es lo que tendríamos con un gobierno farabundista.

Que no se ponga en duda, detrás del abuelito inofensivo del “buen vivir”, se esconde el comandante comunista de mente fría e implacable, de férrea disciplina, que no descansará hasta ver totalmente sometido al pueblo, y hasta que dependa completamente del todopoderoso y absolutista gobierno y de su cúpula comunista. ¿Es que no nos damos cuenta del grave peligro?

Nuestro pueblo es bueno, noble, sencillo, muy religioso, fiel a Dios nuestro Señor y obediente de sus santas leyes. Todos somos cristianos, católicos y de otras iglesias y no podemos a conciencia y con pleno conocimiento, dar nuestro voto por el partido que abrirá las puertas al aborto–el crimen más abominable que puede haber– y al matrimonio entre homosexuales, con todo respeto a la comunidad gay, pero no se puede ir contra la Ley de Dios. Es la hora definitiva y crucial. La voluntad, la fe y la libertad de un pueblo se pondrán a prueba y tengamos presente que sin verdadera libertad, las personas se ven disminuidas y anuladas y muere todo progreso y bienestar. Todavía es tiempo, si todos tomamos con seriedad y a pecho, la grave responsabilidad y el ineludible deber ciudadano de elegir sabiamente, a quien deba responder para bien o para mal, por el porvenir de nuestras familias y de nuestra Patria. No olvidemos que el logro supremo de la vida reside en el ejercicio de la libre elección. No permitas que otro decida por ti. No podemos ser indiferentes ni cómplices.

La mayoría de decisiones individuales en momentos difíciles, se toman con más apasionamiento que reflexión. Ahora ¡NO!

Debemos tener la más impresionante demostración de sabiduría y voluntad patriótica de la historia. Ensanchar el voto nacionalista hasta donde nunca se ha llegado, en una asistencia masiva este domingo 9 de marzo al llamado de la Patria.

Asumir con valentía todos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hijos, padres y abuelos, todos a una, plantar cara al peligro y dejar claro nuestro papel en la historia de El Salvador, con una actitud noble, decidida y patriótica en defensa de nuestras más caras aspiraciones y anhelos.

Los apocados, los cómodos, los ingenuos, los indiferentes, los abstencionistas, nunca tendrán razón y siempre serán los perdedores.

Si tú, Dios no lo permita, te encontraras en este grupo, podrías lamentarlo toda tu vida y si llegaras a escuchar el lúgubre tañido de las campanas tocando a muerto, entonces, no deberás preguntar ¿por quién doblan las campanas? ¡DOBLAN POR TI !

*Dr. En Medicina .

Colaborador de El Diario de Hoy.