Tarea impostergable: Reforma del TSE

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Los detenidos son miembros de una estructura dedicada a cometer robos en la ruta 5. Foto EDH / Cristian Díaz

Por Por Claudia Umaña Araujo*

2014-03-18 6:03:00

En un país dual y dividido, las instituciones deben actuar con la fortaleza que permita a los ciudadanos tener confianza y así legitimar los resultados. Sin embargo en las recientes elecciones presidenciales, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha sido puesto a prueba, debido a las circunstancias de un resultado tan reñido y su credibilidad ha estado manchada. Sus facultades de juez, que fueron sumamente parciales, han empañado su buena fama en la administración del proceso electoral. Esta institución no estaba preparada para la “remontada” de ARENA con más de 430,000 votos, era un resultado inesperado. Pero las instituciones y reglas del juego están precisamente para dirimir situaciones de diferente índole, inclusive las impredecibles o poco probables.

El TSE permitió que de cara a la segunda ronda del proceso electoral, se mantuvieran prácticas abusivas e ilegales como la campaña electoral realizada de forma explícita por el Presidente de la República, a pesar de la sentencia de la Sala de lo Constitucional. Asimismo, El TSE tuvo actuaciones tardías para ejercer justicia electoral en relación a los abusos mediáticos durante la interminable campaña, y una celeridad impresionante para aplicar la ley a cualquier otro. Han sido evidentes una serie de irregularidades en el proceso electoral que el TSE debería de haber corregido, debe surgir la apremiante necesidad de una depuración y revisión del padrón electoral, entre otros.

Qué falla tan grande cuando en relación al escrutinio preliminar y publicación de resultados, el TSE realizó una conferencia de prensa alrededor de las 19:30 horas, que generó inquietud en cuanto a la transparencia en el manejo de datos. En la política, el tema de las percepciones es muy importante. Adicionalmente, el Tribunal debería haber realizado un proceso de escrutinio final, caracterizado por la objetividad y flexibilidad necesaria, para asegurar que los actores políticos y la población en general quedaran satisfechos sobre los altos niveles de transparencia. Cobrando especial relevancia ante la mínima e histórica diferencia de votos que hubo entre los dos partidos contrincantes. Ciertos politólogos señalan que la costumbre internacional es que aunque la legislación nacional no lo contemple, en casos tan disputados se procede a revisar voto por voto. Es decir, caminar hacia mayor detalle y transparentar al máximo para bien de la legitimidad del proceso. Con más transparencia nadie pierde. Cuando se ciernen dudas y falta la confianza se utiliza el refrán “hasta no ver, no creer”. Si no se llega a aplicar la metodología de constatar el voto a voto, habrá un costo en materia de gobernabilidad, volviendo casi nula la posibilidad de generar un clima de acuerdos y diálogo. La gravedad de este episodio será un ancla para el país en momentos que se debe trabajar en una agenda para resolver la problemática nacional.

Desde que se elaboró el estudio “Las instituciones democráticas en El Salvador”, por la Universidad de Salamanca y FUSADES, se reconoció la debilidad institucional del TSE por lo que se recomendó su modernización y necesidad de separar sus funciones jurisdiccionales de las administrativas. En el presente momento, ¿cómo podrá haber confianza en esta institución pues aunque se usen los recursos legales no se tiene magistrados independientes y que, más bien, abiertamente han expresado parcialidad? Luego de la firma de los Acuerdos de Paz, se debe pasar una segunda generación de reformas con énfasis en lo electoral.

Es momento de recapacitar que el país ya no puede continuar postergando una reforma profunda al TSE. La independencia de sus integrantes debe ser irrefutable, pues se requiere de un árbitro intachable. Los actuales integrantes no garantizan estas características, algunos con afiliación partidaria, o con sus expresiones de apoyo a un candidato presidencial, así como su falta de criterio hacia la transparencia.

El gran perdedor de estas elecciones ha sido el TSE que será recordado por su incapacidad para darle confiabilidad al proceso electoral del 9M, dejando dudas que prevalecerán en el tiempo, que causarán un daño muy profundo en la vida democrática del país.

*Columnista de El Diario de Hoy.