La ONU contra la Iglesia y contra la vida

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El volante chileno Arturo Vidal, de la Juventus, se lleva el balón frente a Adrian Stoian, del Chievo Verona, durante un partido de la Serie A en el estadio de la Juventus, en Turín, Italia. Foto EDH / AP

Por Por Luis Fernández Cuervo*

2014-02-16 5:00:00

Esta vez se le pasó la mano a la ONU en sus ataques contra la Iglesia Católica. Y encima en el tema vidrioso de la pederastia, plaga mundial de degeneración moral sobre la cual la ONU no tiene la mínima autoridad moral y un tejado de vidrio muy endeble.

Ya con Benedicto XVI las penas contra la pedofilia se endurecieron notablemente, destituyendo a los culpables de sus responsabilidades, echándoles fuera de la Iglesia y entregándoles a las autoridades civiles para el castigo de sus delitos.

El papa Francisco poco después acceder al pontificado ya dijo que actuaría en la línea de su predecesor de “cero tolerancia” sobre los delitos sexuales contra los niños. El 11 de julio del 2013 aprobó una reforma del código penal de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano que contempla, entre otros, el delito de tortura y amplía y define los delitos contra menores, entre ellos la pornografía infantil y el abuso sexual. Así, se introducen los delitos relacionados con la venta, prostitución, reclutamiento y violencia sexual, pornografía infantil, tenencia de material de pornografía infantil y abusos sexuales contra menores. Con esta reforma, aprobada a través de un Motu Proprio (decreto papal), Francisco prosigue la puesta al día del ordenamiento jurídico ya comenzado en 2010 por el papa Benedicto XVI.

Y el cinco de diciembre de 2013 creó una comisión para prevenir los casos de pederastia en la Iglesia. El objetivo es reforzar el empeño de la Santa Sede en la protección de los niños y la atención pastoral a las víctimas de los abusos. Esta comisión se encargará de informar sobre el estado actual de los programas para la protección de la infancia; formular sugerencias para nuevas iniciativas por parte de la curia en colaboración con los obispos, las conferencias episcopales y las conferencias de superiores religiosos, y proponer nombres para la implementación de las propuestas, incluyendo a laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes con experiencia en la seguridad de la infancia, en el trato con las víctimas y en aplicación de las leyes. La Iglesia Católica es la única institución en el mundo que ha tomado medidas muy serias contra la explotación sexual de los niños.

Veamos qué hace la ONU. Siempre ha mantenido una indiferencia absoluta ante las denuncias de casos comprobados de violaciones de mujeres y de niñas por las tropas de la ONU. En los años 90, en los Balcanes, Camboya y Timor Oriental; en 2002, en África occidental; en 2004, en la República Democrática del Congo; en 2007, en Haití y Sri Lanka; en 2010, de nuevo en la República Democrática del Congo; en 2011, en Costa de Marfil y Benin; en 2012, en Haití. Además, en los Balcanes se denunciaron verdaderas redes mafiosas de los efectivos de Naciones Unidas para traficar y abusar de mujeres y menores. Ni la ONU, directamente concernida, ni los estados miembros afectados, han hecho nada, no han adoptado medidas, indemnizado, establecido protocolos para el futuro. ¡Nada!

Ahora cuando un comité de “expertos” (¿?) de la ONU le pidió un informe a la Santa Sede sobre sus acciones contra la pedofilia y ella le envió un informe detallado, la sorpresa es que parece no haber leído el informe insistiendo en que debía cambiar su culpable conducta y además con una arrogancia y prepotencia increíbles le pide también que cambie su doctrina y su conducta sobre el aborto legal y el “matrimonio” homosexual.

No hay que quedarse callados. Hay muchos medios abiertos en Internet para defender a la Santa Sede y denunciar el ataque injustificado de este presunto comité. Personalmente pienso que hay que hacer mucho más: un gran movimiento mundial para limpiar la ONU de estos agentes de la cultura de la muerte responsables del genocidio repugnante del aborto, del aumento de las enfermedades de transmisión sexual y su combate mal enfocado e ineficaz contra esas enfermedades y contra el Sida.

*Dr. en Medicina.

Columnista de El Diario de Hoy.

luchofcuervo@gmail.com