Gritemos la verdad con valentía

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elsalvador.com

Por Por Guillermo Guido*

2014-02-23 6:02:00

¡Ahora o nunca! Esta frase puede ser aplicada a cualquiera de los dos partidos, con respecto a los resultados esperados en la próxima segunda vuelta de votación. Sin embargo, la verdadera urgencia o gravedad de ella se refiere a algo de muchísimo valor y repercusión, se refiere nada menos que al futuro del país y de todo el pueblo salvadoreño; se trata de pasar de un arduo proceso hacia una democracia plena a un violento y radical cambio hacia el socialismo o comunismo del Siglo XXI. Esto lo hemos dicho siempre y lo hemos venido advirtiendo periódicamente desde hace 6 años cuando se preparaban las elecciones del 2009. Lógicamente, el FMLN siempre lo negó y grupos cada vez más numerosos de analistas, médicos, abogados, economistas, periodistas, pastores de iglesias, rectores de universidades y hasta algunos empresarios, comenzaron a criticar y a buscar fallas en la derecha y en el sistema de libre empresa, para hacer señalamientos que fueron subiendo de tono, hasta llegar al ataque despiadado a todo lo que fuera considerado de derecha o relacionado con el sistema capitalista.

Se han atacado a políticos, a ARENA, a personas respetables, a empresas, a colegios privados, a las leyes vigentes, a la administración de justicia, etc. y todo con el beneplácito y apoyo abierto o encubierto del FMLN, que resultaba el gran favorecido. Mientras propios y extraños, otrora personas de una limpia trayectoria ciudadana, vociferaban y destilaban odio hacia la derecha, el FMLN cómodamente ordenaba su estrategia para quedarse con el poder en las elecciones de este año.

Ahora, a escasos días de que acudamos a votar nuevamente, han reflexionado varios personajes de los que atacaron sistemáticamente a la derecha y despotricaron contra ARENA, contra las empresas y contra la ANEP, confesando públicamente que se equivocaron y que ahora reconocen el pobre nivel ético y académico de este gobierno y sobre todo de lo amenazantes y agresivos que han sido los dirigentes del FMLN contra todas las instituciones del Estado y la marcha callada (pero muy evidente) de la toma de control de todo el aparataje estatal y que ahora, lo vemos en estas elecciones con un Tribunal Supremo Electoral marginando a ARENA e ignorando todas las peticiones que aseguren imparcialidad; a una Policía Nacional Civil conformada y dirigida por ex guerrilleros y efemelenistas colaborando en actividades de ese partido; a una Asamblea Legislativa con diputados que mantienen el “teatro de investigación” (ilegal, por cierto) al ex presidente Flores; una Corte de Cuentas irrespetuosa a las leyes pero obediente al partido oficial; una Corte Suprema de Justicia con magistrados que responden a lineamientos del FMLN (con la honrosa excepción de la Sala de lo Constitucional, que sería el objetivo próximo a tomar).

Sólo les faltaría ganar estas elecciones. Entonces la toma del control total del poder será una cosa de pocos meses y así entrar de lleno a asegurar “legalmente” la continuidad en el gobierno reformando la Constitución Política, a borrar por completo a la oposición, a tomar el control de los medios de comunicación, a cambiar el sistema general de educación, a despedir y a desprenderse de todos aquellos que no se sometan al partido, fomentando el servilismo por necesidad o por miedo. La corrupción será enorme (aún más), pero nuevas leyes prohibirán opinar, denunciar o manifestarse y ya nadie protestará.

Todas esas personas que atacaron a la derecha y que ahora tímidamente comienzan a reconocer que se equivocaron, tienen una enorme deuda con nuestra sociedad y deben expresarse abiertamente y con valentía en programas masivos de opinión y explicarle al pueblo, especialmente a los jóvenes y a la clase media, la verdad sobre la peligrosa realidad que representa el FMLN.

Los salvadoreños no somos tan confiados como los venezolanos, ni tan ingenuos como los nicaragüenses. Si estamos bien informados no nos podrán engañar.

Debemos hacer conciencia y tener la valentía de hablar claro, para no llorar mañana como mujeres, lo que no pudimos defender hoy como hombres de bien.

*Colaborador de El Diario de Hoy.