Santo Tomás Moro, patrono de gobernantes y políticos

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Por Por Oscar Rodríguez Blanco, s, d, b.*

2014-02-21 6:02:00

En la historia del cristianismo encontramos verdaderos ejemplos de hombres y mujeres fieles a la causa de Dios. Son modelos a seguir, no sólo para los católicos, sino para el mundo en general. Uno de ellos es Santo Tomás Moro. Su actuar en la sociedad inglesa es un testimonio creíble para los que desean servir al pueblo desde el quehacer político. Fue fiel a Dios, a las autoridades y las instituciones legítimas, respetando siempre la dignidad de su propia conciencia.

Juan Pablo II en una Carta Apostólica “motu proprio”, escrita en el año 2000 sobre este santo nos dice: “Recientemente, algunos Jefes de Estado y de Gobierno, numerosos exponentes políticos, algunas Conferencias Episcopales y Obispos de forma individual, me han dirigido peticiones en favor de la proclamación de Santo Tomás Moro como patrono de los gobernantes y de los políticos”. El Papa accedió a esta petición, escuchando a personalidades con distintas orientaciones políticas, culturales y religiosas.

Tomás Moro nació en Londres en 1478. Recibió una excelente formación. Abogado distinguido, profesor de leyes, político, se interesó por la teología, la literatura y mantuvo buenas relaciones con gente importante de la cultura renacentista, entre ellos Erasmo de Rotterdam. Ocupó importantes cargos en la sociedad inglesa de su tiempo: Canciller del Reino y amigo personal del Rey Enrique VIII. Católico practicante y escritor. Su obra más famosa es “Utopía”, donde relata la organización de una sociedad ideal.

Cuando se trató de hacer un juramento de sumisión, a su amigo el Rey Enrique VIII como cabeza de la iglesia en Inglaterra, presentó su dimisión de Canciller. Su conciencia no le permitía hacer un juramento de esa clase, prefería llevar una vida tranquila en familia. Su actitud, no agradó a muchas personas de la nobleza, y por este motivo, fue tomado preso y recluido en la Torre de Londres. Estando en prisión se dedicó a escribir centenares de hojas que atestiguan la fidelidad a su conciencia, a la verdad y a sus principios.

Fue sometido a un proceso durante el cual pronunció una apología sobre la indisolubilidad del matrimonio, el respeto del patrimonio jurídico inspirado en los valores cristianos y la libertad de la Iglesia ante el Estado. Fue decapitado el año 1535. Momentos antes de que fuera ejecutado, dijo a los presentes: “el buen servidor del rey, pero primero Dios”.

El beato Juan Pablo II dice en su Carta Apostólica: Tomas Moro se distinguió por “la constante fidelidad a las autoridades y a las instituciones legítimas, precisamente porque en las mismas quería servir no al poder, sino al supremo ideal de la justicia. Su vida nos enseña que el gobierno es, antes que nada, ejercicio de virtudes. Convencido de este riguroso imperativo moral, el estadista inglés puso su actividad pública al servicio de la persona, especialmente si era débil o pobre; gestionó las controversias sociales con exquisito sentido de equidad; tuteló la familia y la defendió con gran empeño; promovió la educación integral de la juventud. El profundo desprendimiento de honores y riquezas, la humildad serena y jovial, el equilibrado conocimiento de la naturaleza humana y de la vanidad del éxito, así como la seguridad de juicio basada en la fe, le dieron aquella confiada fortaleza interior que lo sostuvo en las adversidades y frente a la muerte”. Tomás Moro es un santo admirable, ejemplo para todo servidor público que quiera servir a Dios y a la sociedad.

*Sacerdote salesiano.