Respuesta a Evangelina del Pilar de Sol: ¿qué pasará con Jesucristo?

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Las familias de comunidades del volcán siguen viviendo en zozobra porque la actividad del coloso sigue alta. foto EDH / carlos segovia

Por Por Gabriel Gasteazoro*

2014-02-18 6:01:00

No soy, ni he sido en ningún momento, una persona que pensaría militar en algún partido político, al menos no en los actuales. Aunque si lo hiciera, estoy seguro de que sería en uno por la calidad de sus propuestas y no por su “religión” y que además, seguiría siendo Cristiano Católico, pero jamás ateo.

Me sorprendió el lunes la columna de Evangelina del Pilar de Sol en este medio, donde se hacía la existencial pregunta de qué pasaría con Jesucristo si ganara el FMLN. ¿Qué pasará con nuestro Jesús si gana el FMLN? Creo que, seguramente, seguirá siendo Jesús y seguirá estando donde siempre ha estado –sentado a la derecha del Padre–. No se irá a ninguna parte. Muy al contrario de lo que plasmaba Evangelina donde mencionaba que el FMLN con su política anticristiana iría a eliminar todo rasgo de Dios en El Salvador.

Palabras como: “un gobierno ateo/anti-cristiano”, “pensamiento comunista-marxista-gramsciano”, “comunismo/marxista/Siglo XXI”, “ideología intrínsecamente perversa llamada hoy SigloXXI/ALBA“, me han dejado pensando en cuántos mensajes de odio contenía dicha columna de “opinión”. Además, me recordé en cuán grande ha fallado el intento de la secularización (separación de la iglesia y Estado), mucho de esta impulsada por la Iglesia Católica, aunque incluso muchas veces atacada por la misma.

El FMLN, recordemos, ha impulsado la memoria de Monseñor Romero, máximo líder cristiano de El Salvador, ya sea de manera politizada o no, ha sido el único partido político que le ha tomado cierto interés, ¿es por ello más “católico”? Lo dudo, pero tampoco creo que sea menos “católico” que ARENA. Ser de izquierda o de derecha no es sinónimo de ser ateo, agnóstico, católico, musulmán o judío. Eso no depende de ideologías políticas, económicas o partidarias, sino que depende del encuentro de cada persona con Dios. Así como hay católicos, protestantes y testigos de Jehová en ARENA, así los hay en el FMLN; así como hay ateos y agnósticos en el FMLN, así los hay en ARENA, incluso en sus cúpulas.

La sociedad es cada vez más laica, más secularizada, tal como lo mencionó una vez Francisco Margallo sobre España. Es por ello que no podemos imponer la religión católica como la religión del Estado. En el siglo XXI debemos pensar en cómo será la posición de la Iglesia Católica en el próximo gobierno, pero se debe pensar en cómo alejarla de las decisiones del gobierno, un gobierno plural y no uno teocrático. No vivimos en un Estado teocrático, sino en uno democrático. Si uno desea ser musulmán, judío, protestante, ateo, agnóstico, testigo de Jehová, etc., es muy su decisión, no la mía. Por ello, yo pido respeto ante las creencias de otros y ante mi creencia católica, porque no me gusta que vengan otros a quererme imponer sus creencias por medio de coerción y mucho menos, por parte del Estado.

¿Qué será de nuestro Señor Jesucristo? Seguramente seguirá en el corazón de todo aquel que crea en él e incluso en los que no. Seguramente lo podrán ir a adorar y alabar en la iglesia o en grupos de oración. Él siempre estará presente. Lo que sí se debería preguntar es ¿qué pasará con las miles de mujeres transexuales que no pueden optar por un trabajo formal en el sector privado por producto de la discriminación? O ¿qué pasará con los miles de homosexuales que no pueden verse beneficiados por el matrimonio? ¿Qué pasará con la vida de las mujeres que corren peligro de muerte debido a un feto en su cuerpo? También, ¿qué pasará con los programas sociales eficaces de este gobierno o con el despilfarro de dinero por parte del Estado en programas populistas que no ayudan ni a corto ni a largo plazo? Además, ¿qué pasará con la inversión extranjera y con los más pobres de El Salvador? Todas esas preguntas pasan a primer plano, pero Dios, Dios es un aspecto personal, donde ningún partido político debería de tomarlo ni a Él ni a Jesús ni a Monseñor Romero, ya que la pluralidad se nota también en la diversidad de culto y la religión no se debe imponer… ni siquiera “constitucionalmente“.

*Esta columna fue publicada previamente en xpressate.net.

*Estudiante de Derecho de la UCA. @GaboGF